QUIÉRETE MUCHO, MARICÓN
El jueves 14 de abril, tras visitar algunos templos católicos, visita usual en estos días de vacaciones primaverales en que estos monumentos arquitectónicos están abiertos gratuitamente al público, descubrí la tienda erótica, Be lover, en la calle Mesonero Romanos. Junto a la entrada tienen expuesto el libro “Quiérete mucho, maricón” de Gabriel J. Martín. Entré lo hojeé y los compré. Ha sido como mi regalo de cumpleaños. Y hoy he comenzado su lectura.
Pero tengo la fastidiosa costumbre de comenzar muchas de las
lecturas de libros por el final. Y este ha sido también el caso, aunque realmente primero he leído la "Introducción a la edición del bolsillo" (sic), pero acto seguido me he ido al final, he leído el "Anexo 4 Culturilla marica" y después los Anexos 1, 2 y 3. Y, antes de seguir, quiero hacer esta breve publicación en el blog, porque presumo que la lectura va a durar bastante tiempo y a saber cuando me apeceterá escribir otra entrada para compartir mis reflexiones sobre lo que más me ha interesado, emocionado o discrepado, como suelo hacer cada vez que leo algo, que, dicho sea de paso, es muy de tarde en tarde.
Del "Anexo 4 Culturilla marica" quiero destacar el concepto "Cambiar de acera, ser de la otra acera". Uno de los lemas reivindicativos que recuerdo de mi primera manifestación lgtb, allá por los 88 u 89, no recuerdo bien. Yo hacía poco que había llegado a Madrid y había empezado a cooperar con el Movimiento de Objeción de Conciencia, Miguel Ángel y Pedro, del Cogam, fueron a invitarnos a la manifestación que discurrió por calles peatonales y superescoltados por una hilera de (apuestos) policías. Y coreábamos aquello de "Pásate a la acera de enfrente". En esos tiempos yo no tenía mucha "culturilla marica", pero ya sabía que a los maricas nos decían que éramos de la acera de enfrente. Hasta ahora no he comprendido la razón, cito textualmente: "Surge porque, en los tiempos de la represión franquista, cada vez que un homosexual pasaba delante de una comisaría solía recibir insultos por parte de los policías o, directamente era llevado al calabozo. En aquellos años, simplemente el hecho de ser homosexual era delito. Por eso, al acercarse a las inmediaciones de una comisaría o cuartelillo de la Guardia Civil, los homosexuales cruzaban la calle y "cambiaban de acera" (página 293).
Ya no me acuesto hoy sin haber aprendido algo nuevo y muy relevante para mi Conciencia.
"Anexo 1 Causas de la homosexualidad". Sólo destacar que yo soy de los que como dice J. Martín: "incluso a muchos de nosotros (gais) les resulta complicado asumir que somos el resultado de nuestra biología" (página 277). Y es que en realidad no entiendo la necesidad de investigar que si las hormonas, que si las feromonas, que si el hipotálamo, que si los genes... Es que lo que a mí me interesa es profundizar en los Derechos, en los Valores, en la Conciencia. Pero me ha gustado cómo lo justifica el autor: "Otras maravillas de la humanidad, como la solidaridad, también son fruto de la biología y tienen su base en nuestro cerebro, concretamente en las "neuronas espejo", que nos hacen ser capaces de ponernos en el lugar del otro y de sufrir lo que él sufre. Gracias a estas neuronas tenemos sentido de la justicia social y empatía. Hemos creado muchas ONG y salimos a la calle para defender los derechos colectivos. La fraternidad humana se la debemos a nuestros cerebros..." (página 277). Ya había leído esto en los libros de viajes de Eduard Punset.
"Anexo 2: El Día del Orgullo Gay LGTB" (El tachado es del original). Respecto a este anexo difiero con el autor en los "dos grandes posicionamientos" (página 282) que tenemos respecto a la celebración del "Orgullo". Por cierto que prefiero la acepción de "dignidad": "Quizás los que más se acercan son los significados de la palabra "dignidad", que es otra acepción de pride. El día del Orgullo es el día de la dignidad" (página 281)
Respecto a los "posicionamientos", el autor los reduce a: "Por un lado, tenemos a quienes consideran que el Orgullo debe ser un acto exclusivamente reivindicativo y que la celebración es una superficialidad que debe ser evitada. Por otra parte tenemos a los que dicen que en nuestro país no tiene sentido seguir reivindicando nada cuando la igualdad plena está conseguida" (página 282). Creo que aquí el psicólogo no asume que hay un grupo de personas y colectivos que entendemos que no se trata de reivindicación versus fiesta, claro que se puede reivindicar festivamente, sino que el "posicionamiento" del Orgullo Crítico es contra el caracter mercantilizador, que reduce la celebración a una suerte de exhibición publicitaria de locales e intereses comerciales, e incluso partidistas. Que nuestro "posicionamiento" es contra el pinkwashing que aprovechando la celebración pretende dar una imagen homófila y libre de países como Israel que sigue ocupando tierras, robando propiedades y negando derechos a las personas de Palestina. Contra la gentrificación y la aporofobia que obliga a familias sin recursos a abandonar las zonas que ahora se han llenado de comercio para les lgtb con recursos. La dicotomía no es reivindicación versus fiesta, sino reivindicación versus insolidaridad y olvido de los derechos humanos.
"Anexo 3 Breve historia del movimiento LGTB". Aquí voy a transcribir el párrafo que trata sobre el nazismo: "La llegada al poder de los nazis supuso una tragedia para nuestra comunidad en Alemania y en los territorios invadidos por el Ejército nazi (sic, no entiendo la mayúscula) .La biblioteca de Hirschfeld fue quemada, los homosexuales fuimos perseguidos y llevados a campos de concentración, donde se nos cosía un triángulo rosa en la ropa para identificarnos. Éramos el colectivo que peor trato recibía dentro de los campos de exterminio, pues tanto para los nazis como para el resto de los prisioneros éramos la escala más baja de la humanidad. Hasta la caída del régimen nazi se estima que fueron internados en campos de concentración entre 5000 y 15.000 homosexuales, que sufrieron una tasa de mortalidad del 60 por ciento (la más alta de todas en aquellos lugares). Incluso tras la victoria de los aliados, los homosexuales supervivientes fueron liberados de los campos de concentración nazis, pero no de las cárceles. Se les catalogó como presos comunes y se les hizo cumplir condena según el artículo 175. No se nos reconoció entre los colectivos de víctimas del nazismo hasta 1985. Fuimos tratados peor que los judíos" (página 287) Esta última frase me parece algo judeofóbica.
Por cierto que el primer territorio invadido fue España, cuyas ciudades y cuya población fueron bombardeadas por tierra, mar y aire por las tropas nazis alemanas y fascistas italianas y españolas, con el resultado de la ocupación de las instituciones por parte de los fascistas y el fin de los avances y libertades que las personas LGTBIQ habíamos adquirido durante la II República. Lamentablemente Gabriel J. Martín no nombra estos avances y libertades en su breve historia.
También quiero destacar el párrafo: "Para no olvidarnos de la terminología, en 1941 se usó por primera vez la palabra "transexualidad" para diferenciar ese concepto de los de homosexualidad y bisexualidad. Harry Benjamin, en 1957, le dio su significado actual" (página 288). Y desgraciadamente en nuestro país (y en el resto del mundo), 80 años después, hay personas y colectivos que niegan la realidad de la transexualidad y en consecuencia niegan derechos a las personas transexuales.
Y hasta aquí por hoy, como un aperitivo. Me da en la nariz que voy a tener mucho que reflexionar, comentar, apoyar y discrepar con el autor de este libro.
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