CON FALDAS Y A LO LOCO en la Filmoteca
El jueves 16 de julio estuve en la Filmoteca para disfrutar de esta comedia maravillosa, dirigida en 1959, por Billy Wilder, y protagonizada por Jack Lemmon, Tony Curtis y Marilyn Monroe.
Ante todo debe aplaudir que al inicio de la sesión volvieron a proyectar el documental sobre la historia de la filmoteca, y cómo ya lo esperaba, me hizo mucha ilusión volver a ver el libre de Aranda en primer plano, tengo que ver si este documental está en youtube.
Han aumentado el aforo, había parejas sentadas juntas. Por lo demás sigue el protocolo habitual: toma de temperatura, enseñar la entrada, gel hidroalcohólico y bajada a la sala 2.
El título original "Some like it hot", es quizás lo que menos me gusta de la película. Se podría traducir como "A algunos les gustan calientes", título más apropiado para una película porno que para una comedia. Aunque tal vez también puede ser un juego de palabras, entendiendo el concepto "Hot", con sentidos múltiples, ya que en la película, además de un toque erótico, que sí tiene (aunque nada porno), también hay otras escenas calientes más relacionadas con los tiroteos del hampa. O incluso puede tener que ver con la propia bebida que iba en el ataud en la primera escena. Mejor el whisky caliente que un cuerpo frío.
Habré visto varias veces la película, desde luego alguna vez en la misma filmoteca, sin embargo no recordaba casi nada. Fue como verla por primera vez.
La escena inicial del coche fúnebre perseguido por la policía, con el descubrimiento del doble techo y el ataud vertiendo whisky, es puro surrealismo.
El mismo letrero "Mozarella's Funeral Parlor" (Pompas fúnebres Mozarella), es un auténtico poema visual. A partir de ahí es todo rocambolesco, divertido y continuamente sorpendente.
La escena de la fiesta en la litera, homenaje al camarote de "Una noche en la ópera" de los hermanos Marx, es simplemente imposible (y por lo tanto impresionante). Otra de las escenas que si no se ha visto en la gran pantalla no se ha podido disfrutar.
La escena de Tony Curtis cambiándose de ropa, vistiéndose de marinero rico y olvidándode de que llevaba puestos los pendientes me hizo reir durante todo el camino del hotel al muelle.
Sí recordaba, por ejemplo, la escena de la gran tarta de cumpleaños, pero no recordaba que los perseguidos estaban bajo la mesa.
Desde luego no recordaba la escena de la camilla en la que sacan al mafioso muerto con los perseguidos debajo. Escenas propias del mejor cine cómico mudo de todos los tiempos, me recordaban a Stanley y Hardy, a Harold Lloyd... Una gozada.
Y desde luego lo mejor es la última frase, que prácticamente todo el público conocemos, y no podemos resistirnos a recitar al unísono. Por cierto que recordaba la escena pero no recordaba que era en una lancha, creía que era en un coche.
Es la frase más política y reivindicativa de la película. Tras tanto travestismo, subyace el tema de que no importa si eres hombre o mujer, o cómo vayas vestida o vestido, no importan las convenciones (se habla de las convenciones en varias tomas de la película). Lo importante es que somos personas atraidas por otras personas, por encima de convencionalismos, de legislaciones, de etiquetas y de apariencias externas.
Lo pronuncié en voz alta "Nobody's perfect" y todo el público irrumpimos en un aplauso.
Lo siento, es esta película no se puede evitar el spoiler. Es que, si el título es lo peor, esta última frase es lo mejor.
Disfruté muchísimo.
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