PASEO POR EL MADRID DEL SIGLO DE ORO

Una amiga me ha invitado a que la acompañara a una visita organizada por la oficina de turismo, que es gratuita para personas con alguna discapacidad o diversidad funcional y para sus acompañantes. 
La guía ha sido una señora que es guía homologada y que tiene una memoria que para qué queremos google. Cómo me suele ocurrir en este tipo de visitas, me encanta conocer la historia, los detalles, las anécdotas,  los lugares; disfruto mucho de la visita, pero un par de horas después se me ha borrado todo de la cabeza. Al final sólo me quedan las fotografías.
Hemos sido sólo dos parejas, un señor en silla de ruedas con su acompañante y mi amiga y yo. Por cierto que el adoquinado de las calles del barrio de las letras está tan destrozado que parece que hayamos sufrido un terremoto recientemente, el pobre señor ha tenido un monón de dificultades para abrirse paso. Empezamos la visita en la plaza de las Provincias, contándonos la historia del edificio que actualmente ubica al Ministerio de Exteriores, y que se erigió como Cárcel. No me preguntéis ya el año ni el rey que la mandó construir. Pero sí  recuerdo el hecho de que fue una cárcel Modelo, porque se empezó a tratar a las personas presas con un poco de dignidad, se separaban a las mujeres de los hombres, se les separaba también según la gravedad del delito cometido, se les daban tres comidas diarias, se les permitía salir a pasear por el patio interior.
LLegamos a la plaza de santa Ana, donde nos estuvo hablando de Calderón de la Barca.
Fuimos hasta la plaza de Jacinto Benavente, donde nos contó las disputas entre Benavente y Echegaray. Al parecer Benavente era 20 años más joven y se dedicaba a ir a ver las obras que estrenaba Echegaray para insultarle. La eterna disputa generacional entre los jóvenes intelectuales contra todos quienes representan lo anterior, que consideran decadente.  Ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo. Así han evolucionado los movimientos artísticos, literarios y culturales.
Y nos adentramos en el barrio de las letras, por la calle Huertas.
En este edificio donde vivió Cervantes, ahora hay uno de los más famosos locales de tapeo, con ambiente taurino y con tapas de rabo de toro. Mi amiga tuvo el estómago de asomarse, yo ni me acerqué.
Llegamos a la calle del león, que habían traido como atracción de feria y cobraban por verlo. Eso de cazar animales exóticos para exhibirlos (en circos, zoos...) es una costumbre que se sigue manteniendo y que hace décadas que los antiespecistas venimos denunciando. Pero ningún gobierno los prohibe.
Esta calle era uno de los tres mentideros de la ciudad, lugares donde la gente venía a charlar y a contarse novedades, chismes... aún no se habían popularizado ni los periódicos, ni la televisión, ni el whatsapp, y era la única forma de enterase de lo que pasaba en el mundo.  En este caso, era un lugar donde se hablaba mucho de temas de teatro y donde los escritores noveles venían a intentar conseguir un contrato.
En esta calle está el edificio de la Real Academia de la Historia, no tiene nada de madera en su estructura, harto el arquitecto de incendios, diseñó el edificio con columnas, techumbre, todo de granito y ladrillo. Fue el primero de la Historia con estas características. Nos contó la guía que para traer la portada de granito del edificio hizo falta un montón de bueyes. La explotación animal siempre ha sido brutal:
.Sobre la puerta del edificio vemos la parrilla de san Lorenzo:

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Llegamos a otro de los edificios donde vivió Cervantes. Nos han hablado mucho de la historia de Cervantes, una vida de penurias, de trabajos poco éticos que terminaban en encarcelamientos, incluso de secuestros, de peregrinaje por varias ciudades buscando donde vivir mejor,  una vida de m-i-e-r-d-a. Y pensar que ahora su nombre y su obra son mundialmente conocidos y reconocidos.
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..Llegamos a la casa donde vivió Lope de Vega. Es el único de su época que consiguió vivir de sus obras, porque escribía con un lenguaje muy popular y sobre temas que interesaban al vulgo. Ganó mucho dinero y así pudo comprarse esta casa. Tiene al parecer un bonito patio interior, pero no pudimos verlo porque en ese momento se realizaba una  representación teatral en el mismo.
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.En la esquina de la calle de Quevedo está la casa donde vivía Gongora. La enemistad entre Quevedo y Cóngora era tan exacerbada que Quevedo llegó a comprar el edificio donde vivía Cóngora, lo mantuvo como alquilado, pero en cuanto Cóngora no le pudo pagar, le echó sin contemplaciones a la calle.
De todos los detalles históricos sobre Madrid, sus reyes y sus escritores, sólo me he quedado con una anécdota. El Duque de Sesto sacó un bando donde imponía una multa por orinar en la vía pública (aún hoy en día me he encontrado a "adultos" orinando en la vía pública a plena vista de cualquier transeunte. No hemos cambiado tanto. El caso es que circuló un poemilla popular:
“Veinte reales por mear, ¡caramba qué caro es esto!, ¿cuánto cobrará por cagar, el señor Duque de Sesto?”. Lo he buscado en internet y aparece como "20 pesetas por mear..." , o "Cuatro duros por mear...". No sé si es que la cuarteta se fue manteniendo y actualizando con el tiempo. Pero desde luego hoy en día hay "gente" que lo sigue haciendo, y no parece que nadie les multe.
La visita ha terminado con un par de poemas de Quevedo: "A un hombre de gran nariz", dedicado a Cóngora y Oda al pedo:

Alguien me preguntó… ¿Qué es un pedo?
y yo le contesté muy serio: El pedo es un pedo,
con cuerpo de aire y corazón de viento

El pedo es como un alma en pena
que a veces sopla, que a veces truena,
es como el agua que se desliza
con mucha fuerza, con mucha prisa.

El pedo es como la nube que va volando
y por donde pasa va fumigando,
el pedo es vida, el pedo es muerte
y tiene algo que nos divierte.

El pedo gime, el pedo llora
el pedo es aire, el pedo es ruido

y a veces sale por un descuido

y a veces sale con resplandores.

El pedo es fuerte, es imponente,
pues se los tira toda la gente.
En este mundo un pedo es vida
porque hasta el cura bien se lo tira.

Hay pedos cultos e ignorantes
los hay adultos, también infantes,
hay pedos gordos, hay pedos flacos,
según el diámetro de los tacos.

Si un día algun pedo toca a tu puerta
no se la cierres, déjala abierta
deja que sople, deja que gire
a ver si hay alguien que lo respire.

También los pedos son educados
pues se los tiran los licenciados,
el pedo tiene algo monstruoso
pues si lo aguantas te lleva al pozo.

Este poema se ha terminado
con tanto pedo que me he tirado.

Ha sido un paseo muy agradable e instructivo, aunque mi reducido "disco duro" no retenga más de 4 datos. Hemos terminado comiendo en el Ginger de la plaza del Ángel.








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