JUAN JOSÉ, EL MAESTRO A QUIEN ASESINARON JUNTO A MI TIO PEDRO POLO

A mí me registraron (y bautizaron, todo hay que decirlo) con dos nombres, ambos en homenaje a dos tíos fallecidos. Enrique había muerto con pocos años por alguna enfermedad de las que en esos años no tenían cura o la familia no tenía dinero para pagarla.

Pedro había sido asesinado. Con unos 16 o 17 años, aún no había sido llamado a hacer el servicio militar (no podremos saber si en cualquier caso se hubiera negado). Un día los fascistas fueron a casa de mi abuela, donde yo me crié, y se lo llevaron secuestrado. A los pocos días lo asesinaron junto a la tapia del cementerio.  

Sabía por mi padre que al tío Pedro Polo le habían asesinado junto a un maestro del pueblo. Pero hasta ahora, gracias al investigador Chema Álvarez, no he conocido la historia de Juan José García Martínez de Tejada.

 

Reproduzco literalmente el comentario que ha escrito al respecto:

“El maestro se llamaba Juan José García Martínez de Tejada. Ni siquiera era de izquierdas, sino una persona honrada, creyente y practicante católico, que creía en una nueva educación. Tal vez por eso le mataron, por enseñar con dulzura a los niños y niñas del pueblo. Aplicaba los principios freinetistas y racionalistas a su enseñanza. Daba clases en el colegio de Montijo Giner de los Ríos, al que los fascistas le cambiarían el nombre por "Virgen de Barbaño". Vivía en las casas de los maestros, donde está ahora la parte de infantil. Allí estaba sentado una de las primeras tardes de agosto, tomando el fresco, cuando llegaron a por él y se lo llevaron. Después de unos días preso en la Casa del Navegante lo sacaron una noche y lo mataron en la tapia del cementerio de Montijo. Poco antes escribió una carta a su esposa y a sus hijos en los que se despedía de ellos, encomendándose a Dios y dándole las instrucciones a su esposa para que pidiera la pensión por viuda de funcionario. A día de hoy nada recuerda en Montijo su paso por el pueblo (salvo el nombre del Centro de Educación Infantil Alborada, que lleva el nombre de la revista que García Martínez hacía con los niños). Ni tan siquiera hay un recuerdo de su labor en los colegios en los que trabajó, el Giner de los Ríos y el 14 de Abril (hoy día Padre Manjón), que jamás recuperaron los nombres originales que les dio la República, encargada de construirlos”

Chema Álvarez escribe habituamente en el periódico digital El Salto y en septiembre de 2019 había escrito un artículo (yo no lo había leído) titulado: “Crónica de una muerte silenciada. Asesinato y depuración de un maestro en Montijo” sobre la historia de este maestro.

Siento que la vida y asesinato de este maestro también forman parte de mi historia.

Voy a entresacar de dicho artículo parte de la historia de Juan José, como homenaje tanto a él y a mi tío, como a la Escuela Pública:

 

Era segoviano, había nacido en San Cristóbal de la Vega, tenía 32 años, estaba casado y era padre de dos niños de seis y tres años,

El golpe de Estado le pilló de vacaciones en Valladolid, donde residía la familia de su cónyuge. A pesar de ello, Juan José volvió a Montijo en los últimos días de agosto o primeros de septiembre de 1936, recién iniciada en el pueblo una sangrienta cacería contra vecinas y vecinos, para incorporarse el viernes 4 de septiembre de 1936 a su puesto de enseñanza primaria, en el Grupo escolar Giner de los Ríos, donde la Educación era pública, laica y gratuita.

Todo lo que sabemos de la excelencia de su trabajo como maestro nacional y de las vicisitudes de sus últimos días es gracias a la también excelente y abundante obra de Antonio García Madrid en referencia a los llamados maestros freinetianos (García Madrid, Antonio, Un ejército de maestros. Experiencias de las técnicas de Freinet en Castilla y Extremadura, 1932-1936), un conjunto de maestros nacionales que se acogieron a las técnicas pedagógicas de Célestin Freinet, impulsor en Francia de la Cooperativa de Enseñanza Laica y la Escuela proletaria.

En España hubo dos grandes focos de maestros freinetistas. Uno de ellos fue el catalano-aragonés y otro el extremeño, este último sobradamente estudiado por García Madrid. Su principal representante e impulsor fue Maximino Cano Gascón, maestro también destinado a Montijo tras su paso por Las Hurdes.

En Montijo existían dos grupos escolares creados por la República, “Giner de los Ríos” y “14 de abril”, donde se impartía una enseñanza racionalista, laica y muy progresista.

Juan José se había implicado mucho en la elaboración, edición y publicación de las revistas escolares del pueblo, hechas desde el espíritu freinetiano de ambas escuelas e inspiradas por Maximino Cano: la Revista Infantil Floreal, del grupo Escolar Giner de los Ríos y la Revista Infantil Alborada, del Grupo Escolar 14 de abril.

Cuando Juan José regresó a Montijo, en tiempo de azufaifas, se encontró el pueblo muy cambiado. Los letreros alusivos a la Segunda República habían sido arrancados y habían dado comienzo los asesinatos antes del amanecer frente a la tapia norte del cementerio. El pueblo estaba tomado por la Escuadra negra de la Falange, un grupo paramilitar de jóvenes descontrolados, borrachos de coñac y poder, que acostumbraban a robar, torturar, violar y matar, en connivencia con la Guardia Civil y las autoridades ilegítimas. El párroco del momento, siniestro personaje, alentaba aquellas ejecuciones, llegando incluso a delatar el escondite de algunos huidos cuyo paradero le había sido confiado por sus familiares bajo el sacramento de la confesión. Es increíble que aún hoy en día siga siendo amparado por la justica y el ordenamiento jurídico, el supuesto “secreto de confesión”. Un secreto criminal.

Por cierto, me ha encantado encontrar la palabra “azufaifa” en el artículo de Chema Álvarez, cuando era niño me encantaban las azufaifas, las vendían en un bar que estaba enfrente de la casa de mi abuela, donde yo me crié, y de donde secuestraron a mi tío Pedro. Los dueños vivían en el mismo bar, pero tenían otra vivienda justo pegada a la nuestra, y allí guardaban las azufaifas. Para mí eran una golosina, no he vuelto a ver esa fruta.

 

García de Tejada fue llevado a la cárcel pública del pueblo. Cuenta Chema en su artículo que allí se encontró con muchos convecinos que debieron de contarle lo sucedido una semana antes, cuando comenzaron los paseos y los asesinatos impunes antes del crepúsculo matutino. Le debieron de narrar el auto de fe que se hizo en la plaza pública con motivo de la procesión de la Virgen de Barbaño, patrona del pueblo, las palizas dadas a los presos obligados a desfilar ante la imagen y el rapado de las mujeres, a quienes después de cortarles el pelo al cero se les dejaba un pequeño flequillo donde se le anudaban unos lacitos con los colores de la bandera monárquica. Después se les obligaba a tomar aceite de ricino para sacarles el comunismo del cuerpo. Imagino que allí se encontró y habló con mi tío Pedro.

 

El 7 de septiembre le sacaron de la cárcel, le montaron en un camión y le llevaron en compañía de otros vecinos al cementerio, donde lo mataron. Le dejaron allí, hasta que al día siguiente le fueron a enterrar en la fosa común bajo un puñado de cal.

Nunca, hasta ahora había sabido la fecha exacta del asesinato de mi tío.

 

El expediente de depuración del maestro Juan José García Martínez de Tejada fue resuelto con fecha de 26 de julio de 1939. En él, el presidente de la gestora testifica que cooperó con los elementos de izquierda desde el año 1931, que la Guardia Civil informa en el mismo sentido, que el cura párroco de Montijo dice que era de ideas socialistas y contrario al movimiento salvador. El padre de familia, supuestamente elegido entre vecinos de “reputada moral”, testificó que se destacó como enemigo del glorioso movimiento salvador de nuestra querida España. La comisión de depuración, a la vista de los informes emitidos por los usurpadores de las autoridades locales, de los que resultaban cargos graves contra el maestro nacional D. Juan José García Martínez de Tejada, propuso la separación definitiva del servicio, no reconociendo de este modo los derechos que su familia pudiera tener por sus años prestados como funcionario.

 

Los grupos escolares Giner de los Ríos y l 14 de Abril, perdieron su nombre laico y adoptaron otros nombres religiosos y nacionalfascistas que aún mantienen hoy día: Colegio Público Padre Manjón y Colegio Público Virgen de Barbaño. En ninguno de ellos existe referencia alguna a este grupo de maestros adelantados a su época ni a su proyecto pedagógico, reemplazados tras su asesinato o depuración por excombatientes, sacerdotes, madrinas de guerra, falangistas, delatores…, todos ellos adeptos al Glorioso Movimiento Nacional y premiados así por su labor durante la guerra.

En Montijo no hay nada que recuerde institucionalmente a García Martínez de Tejada y a sus compañeros. Solo el Centro de Educación Infantil, de titularidad autonómica y gestión municipal, lleva el nombre de Alborada, la revista hecha por los niños y niñas del Grupo escolar 14 de Abril durante la Segunda República.

 

El franquismo, también en mi pueblo, acabó con el derecho a la Educación, para convertir las escuelas es cuarteles militarizados, donde, hasta la muerte del dictador, estuvimos cantando el “caralsol” cada mañana izando la bandera franquista, cuyos colores aún mantiene hoy en día la bandera monárquica constitucionalista.

 

El enlace al artículo de Chema Álvarez (las fotos que he publicado también pertenecen a este artículo):

https://www.elsaltodiario.com/crimenes-franquismo/cronica-de-una-muerte-silenciada-

 

Agradezco a Chema haberme hecho partícipe de esta parte de mi historia. Yo también soy maestro y de inspiración frenetista. Me gustaría creer que también mi tío Pedro compartía los valores sociales, culturales y políticos de la Educación como herramienta para el mantenimiento del orden mundial y de la paz.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EN RECUERDO DE EUGENIO CASTRO (Y TANTOS OTROS NOMBRES EN LA MEMORIA)

RAICES

El 47