EDUCAR EN VALORES
“La maestr@ luchado, también está enseñando”. Era uno de los eslóganes que coreaban los jóvenes del sindicato de estudiantes, en la manifestación del 5 de septiembre.
A menudo me enfrento en diversos foros de ámbito educativo, desde claustros hasta grupos de redes sociales, con la incomprensión de personas que, dedicándose a la Educación, no aceptan que las maestras y maestros tengamos valores distintos a los suyos.
Las maestras y maestros somos modelos para nuestro alumnado, desde nuestra forma de vestir, o nuestra forma de enfrentar los problemas cotidianos del aula, hasta nuestra participación en movimientos solidarios, políticos, culturales, sociales, humanitarios.
Desde hace algún tiempo suelo firmar como “Maestr@ Queer”. Como protesta contra una noticia que apareció en diciembre de 2019, sobre una profesora que había sido denunciada por una “madre”, porque la maestra le había puesto una bata rosa a su hijo. Y un agente de policía tomó declaración a la maestra como investigada por un delito de trato degradante. Desde entonces suelo aparecer siempre por clase con alguna prenda rosa.
Muchas personas creen que ser “queer” significa simplemente ser maricón. Y sí. Pero con una connotación de radicalidad, de lucha contra las injusticias, de enfrentamiento contra cualquier forma de discriminación. Como siempre digo en los textos de la página “Antimilitaristas LGTBIQ”, para ser antimilitarista LGTBIQ no importa con quien tengas relaciones sexuales, sino qué valores defiendes.
A pesar de la aconfesionalidad del Estado español, aún es obligatorio ofertar en todos los colegios una “asignatura” de religión católica. El alumnado cuyas familias descartan este tipo de “asignatura” es obligado a seguir una “Educación en Valores”. Como maestro, y como queer, me parece una aberración de nuestro sistema educativo, que sólo una parte del alumnado reciba una educación en valores. La Escuela Pública debería ser un espacio de encuentro donde nadie fuera segregado por sus creencias (o por las creencias de sus familias), sino donde se formara al alumnado en valores universales, cientifistas, humanistas e inclusivos.
“La guerra es un crimen contra la humanidad. Por ello me comprometo a no apoyar ningún tipo de guerra, y a luchar por la eliminación de todas sus causas.”
Desde que en 1982, estudiando la carrera de Magisterio, me declaré Objetor de Conciencia, asumí la declaración de la fundación en 1921, de la Internacional de Resistentes a la Guerra, una red mundial antimilitarista y pacifista con más de 80 grupos afiliados en 40 países. Por ello, para mí, ser maestr@ y antimilitarista son aspectos consustanciales de un compromiso por la Escuela Pública, Laica, Científica, Humanista, de Calidad, de Tod@s para Tod@s.
Desde el antimilitarismo entendemos que los ejércitos de todo el mundo son unas instituciones cuyo objetivo principal es la defensa armada de los territorios. En tiempos de paz, el mantenimiento de los ejércitos suponen un desvío del gasto público que debería emplearse para fines sociales como Educación (también Sanidad, Pensiones, Protección Civil, Bomberos, Investigación Civil, Asociacionismo…). El gasto militar no es sólo el sueldo de los militares, es, principalmente, el gasto en innecesarias e inmensamente costosas máquinas de guerra, el gasto en las destructivas industria e investigación militares. Los Estados blanquean este despilfarro asignando a los ejércitos (o mejor dicho a los soldados) misiones civiles, usurpando las labores que deberían ser ofertadas a profesionales con contratos civiles, derechos civiles y valores civiles.
La Memoria Histórica
Algunas maestras y maestros también me echan en cara que siempre saque el tema del golpismo militar. Pero es que no se puede defender la Escuela Pública y obviar que el fascismo asesinó en España a miles de maestras y maestros, en todas las poblaciones, personas que nada tenían que ver con lo que llaman “guerra civil” (Oxímoron de cuño fascista, porque una guerra nunca puede ser civil, siempre es militarista). Precisamente maestras y maestros cuyo delito fue defender una Educación Universal, llevando las escuelas y la Cultura a poblaciones donde nunca antes habían llegado, personas que defendieron un modelo de Educación Público, Laico, Científico y Humanista. Fueron reemplazados por militares jubilados afines al régimen dictatorial que convirtieron las escuelas en cuarteles militarizados. Y no me lo han contado, lo he vivido, porque yo nací en el 63. Tener y defender la Memoria Histórica es un valor humanista y al menos es un gesto de respeto a la profesión de maestr@s.
Evidentemente no todo el mundo tiene la obligación de estar de acuerdo con estos valores queer y antimilitaristas. Pero al menos las maestras y maestros deberíamos respetar a las compañeras y compañeros que defienden modelos de Educación inclusivos.
Entendiendo por inclusivos: Antiespecistas, anticapacitistas, interculturales, coeducadores, feministas, humanistas, científicos, solidarios.
Algunas maestras y maestros consideran, y están en su derecho, que la escuela sólo debe enseñar matemáticas, lengua, ciencia o inglés. Pero cuidado, esto puede llegar a hacerlo también la televisión (ya lo intentó durante el confinamiento), o un programa descargable en internet.
Los Valores no se pueden transmitir por internet, a ver cuándo se viste internet de rosa para protestar contra la LGTBIQfobia en la Educación. O a favor de más seguridad en los centros educativos para poder mantener la presencialidad sin contagios.
Por cierto, como voy a compartir este texto en redes sociales, para quienes pretendáis hacer comentarios ofensivos, basta con que me escribáis. “¡Maricón!”. Lo entenderé.
Pedro Polo (Maestr@ Queer y Antimilitarista)
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