ÓSCAR DOMÍNGUEZ EN LA GALERÍA GUILLERMO DE OSMA
El viernes 18 de diciembre estuvimos en la Galería Guillermo de Osma, disfrutando de su magnífica exposición titulada "Óscar Domínguez, el triple trazo (1948-1952)"
Teniendo en cuenta que falleció en 1957, estas serían algunas de sus últimas obras. Sabemos que sus últimos años de vida fueron muy convulsos, debido a la agromegalia que sufría y sus consecuencias psicológicas: alcoholismo, agresividad, internamientos en siquiátricos... hasta llegar al suicidio.
Precisamente una de las obras expuestas que ya había visto en Ferias de Arte y reproducidas en catálogos. "Le Revolver", tiene el encanto poético y surrealista de reunir en un mismo bodegón, un revólver, un imperdible y una lata de sardinas. Pero, por otro lado nos recuerda esos años de convulsión psicológica en que la policía le perseguía porque había disparado su revólver en la calle. (Por cierto que desde un punto de vista político- veganista la pintura podría ser reinterpretada como una crítica al sistema que persigue y demoniza la violencia hacia otros seres humanos, pero tolera e incluso fomenta, la caza y la pesca para la alimentación humana, es decir la violencia hacia los otros seres sintientes. Una persecución y un fomento interrelacionados con el imperdible. Evidentemente esto es una elucubración mía que nada tiene que ver con la visión de Óscar Domínguez, que seguramente sólo concibió una composición interesante).
Tanto el imperdible como la lata de sardinas son dos objetos muy presenten en las obras de nuestro entrañable amigo Philip West.
Otra obra que me emocionó fue la titulada "Cavalier o Don Quijote". Una versión del hidalgo español algo afrencesada, donde ha cambiado el Yelmo de Mambrino por un sombrero con pluma algo más del estilo de Les Trois Mousquetaires. Una pintura encantadora, poética, luminosa, humanista, una verdadera joya.
Fantástica la pintura titulada "La Famille", que viene a representar un Centauro con tres cuerpos, el del padre, la madre y el hijo. Una imagen mitológica, que, podríamos calificar de heterosexita (a Domíguez se le podrá acusar de muchos vicios, pero desde luego no de ser nada queer), pero tiene un delicioso encanto poético y surrealista, además de una luz propia de las pinturas impresionistas de Sorolla.
La obra "Nu couché", es, tal vez, la más picasiana. Óscar Domínguez defendió siempre la obra de Picasso al que consideraba el genio de la edad atómica, además de ser un entrañable amigo. Domínguez consideraba que Picasso era una persona que constantemente te abre los ojos y te muestra horizontes nuevos. En esta obra podemos descubrir que el pañuelo que lleva la modelo en la mano y que cuelga por el lateral dela cama nos recuerda mucho al de la princesa Margarita, en la versión de Picasso. Que el propio brazo de la modelo nos recurda al del personaje del Guernica que porta el quinqué. Que la lámpara del techo también nos recuerda a las pinturas de Picasso. Es una obra para sentarse en el asiento tipo puff para desgranarla y degustarla poco a poco. Una maravilla, incluido el teléfono- toro..No me fotografié con todas las obras, pero todas son magníficas. La última obra que cuelgo es esta de "L'Atelier", siempre que veo u oigo esta palabra referida al taller del pintor, me acuerdo de nuestro amigo lisboeta Mario Cesariny, porque utilizaba mucho esa palabra, y siempre que íbamos a Lisboa nos llevaba a visitarlo, excepto en los últimos años de su vida en que ya no salía de casa y pintaba en su propio dormitorio. La pintura me ha emocionado porque me he sentido muy representado, en ella se muestra un caballete sobre el que se expone una obra realizada sobre dos lienzos pegados uno sobre el otro, y además puede verse que un elemento dibujado sobre el lienzo, que podría representar a un pájaro, se sale del lienzo. Precisamente durante el confinamiento yo también hice eso mismo.
Es, definitivamente, uno de mis pintores favoritos, Y, además me fascinan sus objetos y esculturas surrealistas, que pude admirar por primera vez en la exposición "El objeto surrealista en España", en el Museo de Teruel, en 1990. Verdaderas joyas poéticas.
Compré el catálogo y le comenté a la mujer que me atendió que había disfrutado mucho con la exposición, que me encanta la obra de Óscar Domínguez y que de hecho tengo una obra suya en mi casa, estas "pipas" fechadas en 1935:
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