DESGARRADOR MONÓLOGO DE ROJO SOBRE FONDO GRIS

 

El viernes 18 de junio fuimos al Teatro Bellas Artes para emocionarnos con la voz de José Sacristán. Con casi 84 años, nos sedujo con la desgarradora historia de Miguel Delibes "Señora de rojo sobre fondo gris". Siempre que vamos al teatro nos tememos (y en muchos casos confirmamos) que podemos tener problemas para oir bien a las actrices y actores. Ayer estábamos en la fila 11, afortudamente gracias a la reducción de aforo por la pandemia no teníamos altas cabezas delante que nos impidieran ver la escena y pudimos oir perfectamente todo el monólogo. Sacristán, lo pudimos comentar durante la cena, tiene una potente voz, incluso cuando solloza, cuando se le desgarra, cuando se vuelve de espaldas o camina hacia el extremo opuesto del escenario. Podemos sentir el dolor y la angustia del personaje en sus registros vocales. Además sigue tan atractivo y con tan buen tipo como cuando le descubrí en su "Hombre llamado piel de otoño", aunque esto dicho por mí no tiene demasiado mérito, todo el mundo sabe que a mí cuanto mayores son los hombres me parecen más atractivos. Y parece que a pesar de su edad aún pisará  muchas tablas antes que le llegue su invierno. 

La historia nos recuerda el fallecimiento de la cónyuge de Delibes, Ángeles de Castro, por un cáncer de colon a los 50 años.

Uno de los aspectos me más me gustaron fue la escenografía, un gran telón de fondo pintado de gris con enérgicos y contenidos trazos,  obra conceptual que me recordó a algunas pinturas de Manuel Viola (pero a lo grande), y el resto de atrezzo que simula un estudio de pintor, todo en el mismo tono gris, como una gran instalación artística. El diseño de esta escenografía es del pintor Arturo Martín Burgos, se merece ser reseñado.

Mientras escuchaba el texto de Delibes que no había leído, me recordó otros que sí he leído, porque la prosa de Delibes se caracteriza a menudo por la narración minuciosa, sostenida y en crescendo, y contada en primera persona por alguno de sus personajes ficticeos (o reales), por lo que son muy apropiados para su interpretación como monólogos teatrales. 

Al finalizar casi todo el público nos pusimos en pié a aplaudir, y Sacristán nos agradeció que a pesar de la pandemia fuéramos al teatro, con el ya habitual lema "la cultura es segura", y dedicó nuestro aplauso a Ángeles y Miguel Delibes.

Es una pena que no todo el público estuviera a la altura. Una persona maleducada permitió que su móvil sonara (ignoro si era una llamada, un aviso de whatsapp o sms, etc) en repetidas ocasiones, obligando en una de ellas a Sacristán a interrumpir la actuación. Yo me temí que incluso lanzara algún improperio, que desde luego le habría aplaudido. También pudimos oir un estruendoso golpe de algo que alguien había dejado caer al suelo. Y es que la cultura es segura, pero hay quienes la consumen como si fuera comida basura.


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