OTHELLO QUEER
El viernes 4 de junio, estuvimos en el Teatro de la Abadía, viendo esta comedia de Marta Pazos, basada en la obra de Shakespeare.
El original de Shakespeare es un drama en el que muere hasta el apuntador, y sobre todo la apuntadora, porque como denuncia la versión de Marta Pazos, las mujeres en la obra son las que llevan la peor parte. Se denuncia como Otello fue engañado para obligarle a sentir celos y por ese supuesto motivo asesinar a su esposa Desdémona. Y como acto seguido la esposa de Yago, sirvienta de Desdémona es asesinada, también por su marido, por denunciar la injusticia del primer crimen.
La escenografía, la presentación por parte de los reyes baltasares, el mismo reparto en el que hombres representan papeles femeninos y mujeres papeles masculinos, envuelven la obra en un ambiente LGTBIQ (l@s antiqueer nos llaman "el abecedario", yo lo resumo en "Orgullo Queer")
Algunas escenas musicales me gustaron, con música muy tecno, muy actual, con coreografía cuidada, pero algunos pasos me recordaron el ballet de Lazarov, me pareció un poco antiguado, sobre todo porque desde aquellos años 70 hemos visto muy ballet contemporáneo, y claro, muchos de los pasos del ballet contemporáneo se han ido colando en escenas teatrales, por ejemplo en la anterior obra de teatro que vimos, Las Troyanas, se introducen algunos pasos de ballet contemporáno de mejor calidad. La coreaografía de ayer, bueno no estaba mal, pero no es lo mejor del momento.
Lo que sí me gustó fue el concepto de "teatro total", que empezó también a finales de los 70 (bueno, en realidad en España toda la Cultura contemporánea (post República) empezó a finales de los 70, con el fallecimiento del dictador, la mejor performance de los "cuarenta años de paz"). Una revolución teatral que supuso la introducción de una serie de elementos al margen del texto y de los personajes, tales (en el caso de Othello) como el gran globo de aire, los juegos de movimientos de las cortinas, escenas como la del pañuelo a modo de pintura de Magritte, o de la hiperbolización del mismo pañuelo, la propia música y danza.
También me gustaron los elementos grecoromanos (las escenas de los baños masculinos, la lucha entre los hombres, las esculturas humanas tipo discóbolo..., todo muy homoerótico)
Quizás lo más sorprendente es la proposición conceptual de lectura de la obra, en la que la lectora, además de narradora, pone voz a todos los personajes de la obra. Una proposición que se puede trasladar al hecho real cotidiano en el que cualquiera de nosotras ponemos voz a los personajes de cualquier obra que leemos. El feminismo queda patente en el hecho de que, en este caso, quien pone voz, principalmente a los papeles masculinos, sea una mujer. Mari Paz Sayago se convierte en protagonista absoluta de la obra, y su papel, Desdémona, se sobrepone al del título masculino de la obra.
Me encantó el juego de palabras final en el que se reduce el nombre de OTELLO al de HELL (Infierno).
Desgraciadamente es una obra cuyas representaciones terminan este fin de semana, habría sido muy adecuado haberla programado durante todo el mes del Orgullo. Porque, lo hayan pretendido o no, es Othello muy queer.
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