VIVA LA MAMMA, ENSAYO - PREESTRENO
El domingo 30 de mayo, por ser miembro de "Amigos del Real", fuimos invitados a ver el ensayo de "Viva la Mamma", una ópera bufa de Gaetano Donizetti, con libreto de Domenico Gilardoni, basado en las obras "Le convenienze teatrali" (1794) y "Le inconvenienze teatrali" (1800) de Antonio Simeone Sografi. Fue estrenada en el Teatro Nuovo de Nápoles en 1827, primer tercio del siglo XIX, la recreación escenográfica que vimos en el Teatro Real, la ha remozado dos o tres siglos. Me encantan las adaptaciones que estoy viendo de las óperas en el Real, manteniendo los libretos y la calidad musical, son capaces de presentarnos una ópera que podría haber sido escrita en el siglo XXI. Precisamente me recordó la adaptación que hicieron de "L' Elixir d' Amore", también de Donizetti, donde incluso me maravillé de cómo el coro bailaba la música del XIX con contoneos del XXI. Por supuesto también me recordó la escenografía con automóviles incluidos del Don Giovanni, que estuvimos disfrutando en enero, aunque reconozco que la música de Mozart es incomparable.
En realidad, aunque lo llamen ensayo, fue un preestreno de la ópera, con una magnífica representación, una orquesta entregada con un impecable director, todo perfecto. Evidentemente, como digo, la música no es lo mismo que Mozart, y de hecho me gusta más "L' Elixir d'Amore", pero aún así fue una gozada ver este espectáculo. Ignoro si el cantante que hizo en ese ensayo el papel de la Mamma, fue Carlos Álvarez o Luis Cansino, en cualquier caso es el papel que más me gustó desde el primer momento, con humor, con soltura, con credibilidad, con una limpia voz de barítono, a la que añade algunos falsetes impresionantes. Pero sobre todo me gustó como actor, porque además de cantar es un divertido cómico, en ese aspecto destaca mucho por encima del resto del elenco. Cuando salió a saludar le aplaudí en pié gritándole "Bravo".
Como digo la escenografía tiene un papel muy protagonista a la hora de remozar el libreto. Particularmente, me trajo a la memoria un teatro abandonado que visitamos Manolo y yo en Cuba, no recuerdo exactamente en qué ciudad, posiblemente Trinidad. Un teatro que se veía deteriorado por haber sido utilizado como garaje o taller, o algo así, pero que mantenía en pié el escenario. Ese recuerdo hizo aún más creible la adaptación. Por otro lado, tanto el vestuario, sobre todo el masculino, como algunas referencias del texto me hicieron imaginar la acción en los años 30 del siglo XX, en tiempos de la mafia siciliana (por eso dije al principio que se la remozado dos o tres siglos).
En definitiva, lo pasamos en grande. Y totalmente gratuito. Ventajas de vivir junto al Teatro Real.
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