PAN DE LIMÓN CON SEMILLAS DE AMAPOLA

El viernes 12 de noviembre estuvimos en los cines Renoir Plaza de España, viendo esta película con guión y dirección de Benito  Zambrano y protagtonizada por Elia Galera.

Es una película con mucho melodrama y muchas emociones centrada en la relación entre dos hermanas que hace 14 años que no se ven, una de las cuales padece cáncer terminal. Pero las emociones pasan alegremente por acciones solidarias en una ONG, una adopción de una bebé, una petición pública de mano... y tristemente por algunas escenas dolorosas, especialmente en torno a la enfermedad. Pero también hay emociones más complejas relacionadas con el descubrimiento de unos orígenes ocultos y desconocidos. Todo un maremagnun de sentimientos, dolores, alegrías, esperanzas, afrontamientos, enfrentamientos, decisiones y asunciones.

Hay una escena que comenté con mi pareja y después con otro amigo en relación a las aspiraciones de la juventud actual. La hija adolescente interpretada por Mariona Pagés, comenta al principio de la película que ella no quiere estudiar y su proyecto de futuro consiste en intentar enriquecerse si necesidad de trabajar. Afortunadamente más tarde cambia de opinión, pero desgraciadamente, parece ser que es una aspiración de bastantes jóvenes en la actualidad. 

Precisamente esta conversación de la hija con su madre se relaciona con el medio de vida de su padre. Un aspecto del guión que se esboza al principio con el padre volviendo de Suiza a donde ha ido a retirar dinero que es de suponer que tenía oculto en el paraiso fiscal y de cuyo origen no se habla, pero podemos sospechar que no es nada legal. Lo que nos lleva a la conclusión de que esta actitud de la juventud está siendo fomentada por sus familias y la sociedad de los adultos. Mi pareja me dió algunos ejemplos de representantes políticos actuales que viven y han vivido siempre muy bien sin haber trabajado en su vida.

La interpretación que más me gustó fue la de la actriz Claudia Faci. Contundente, ruda, presuntamente antipática pero firme y con un punto intrigante, ¡collons!

Aunque la escena del final sea triste, creo que no debemos quedarnos sólo con esa escena, hay muchas alegrías y esperanzas esparcidas por el guión.