THE ROYAL GAG ORQUESTRA


El martes 7 de diciembre, día no lectivo puente entre la celebración de la proclamación de la constitución monárquica y la festividad católica de la "inmaculada", fuimos a Teatro Príncipe Pío a ver esta obra musical dirigida por Yllana. 

Al finalizar el curso pasado las familias me regalaron un Abonoteatro. Al principio no sabía muy bien en qué consistía, imaginé que servía para obtener descuentos en todos (o casi) los  teatros de Madrid, sin embargo después descubrí que se trata de una iniciativa de un productor, Luis Álvarez, que abarca algunos teatros, pero sobre todo los espectáculos del teatro Príncipe Pío. La verdad es que hasta ahora no había encontrado un título de los que ofertan en la tarifa plana que me atrajera. Pero por fín he podido estrenar el abonoteatro, y ya me ahorré 36 euros.

El teatro es inmenso, forma parte de la antigua estación de tren y entrar en él me recordó nostálgica, aunque también tristemente, los duros primeros días que pasé en Madrid cuando vine del pueblo.  

A Yllana les conozco desde sus primeros espectáculos en el Teatro Alfil. Aquel mítico "666" que vimos en 1988 ha sido unos de los espectáculos más inolvidables que he visto en mi vida. Ya en 2007 vimos "PaGAGnini", un espectáculo muy en línea con lo que vimos ayer. 

Respecto a la obra de ayer en su web anuncian: "El famosísimo director de orquestas Josef Von Ramik, conocido por su carácter bipolar, se dispone a dirigir a la prestigiosa Royal Orchestra de talante inconformista, con un repertorio de los grandes de la música clásica . Para complicar un poco más la velada, está invitado el reputadísimo violinista Gaspar Krause de enorme e insufrible ego. Pronto, el escenario se convierte en un campo de batalla, de consecuencias disparatadas e impredecibles. Será un concierto para recordar"


El violinista pretende caricaturizar a figuras del tipo de Ara Malikian, mientras que el zapateador me recordó a Joaquín Cortés. El director exagera muchos de los gestos mediáticos de algunos directores actuales.

Siempre he pensado que las palmadas del público que todos los directores del concierto de fin de año animan en la marcha Radetzky, estaban bastante fuera de lugar en un concierto de música seria. Yllana da una vuelta de tuerca y las palmadas, unas veces animadas, otras expontáneas, irrumpen continuamente en el concierto. El chiste está en la presentación en off: "No podiamos terminar el concierto sin una notas que ya deberían formar parte de la historia de la música universal". Refiriéndose, cómo no, a las palmadas en la Radetzky.

28 músicas y músicos en el escenario, público participando "voluntariamente". Hora y media de espectáculo. Muy buena tarde de puente. 

Trailer:



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