BELFAST
El domingo 30 de enero, para celebrar el Día de la Paz, estuvimos en los cines Princesa viendo esta película dirigida por y con guión de Kenneth Branagh,
y protagonizada por el niño Jude Hill, de once años.
La primera película que recuerdo haber visto de Branagh fue "Los amigos de Peter", en 1992, protagonizada por Stephen Fry, y donde el director también tiene un papel. Me impactó aquella película porque era la primera vez que veía cómo en la gran pantalla se daba voz a la pandemia del SIDA. Justo al año siguiente, en 1993, se estrenó "Philadelphia", dirigida por Jonathan Demme y protagonizada por Tom Hanks y Antonio Banderas, quizás la película más relevante que he visto sobre esta temática.
Tras "Los amigos de Peter" he intentado no perderme los estrenos más relevantes de Branagh. Recuerdo especialmente "Much Ado About Nothing" en 1993, que después tuve la oportunidad de ver como obra de teatro en una iglesia de Cambridge (creo recordar), durante mi estancia en Brighton para formarme en bilinguismo. La última que vi fue "Asesinato en el Orient Express", en 2017, protagonizada por el mismo Branagh en el papel de Hercule Poirot.
"Belfast" narra el conflicto de Irlanda del Norte visto a través de los recuerdos que el propio director tiene de cuando era un niño. Y, como suele ocurrir, lo mejor de la película es precisamente la interpretación de Jude. Me recordó mucho al protagonista de "La vida es bella".
Se ha escrito mucho, o tal vez no, sobre la realidad de la infancia en medio de conflictos armados. No sólo porque son víctimas vulnerables y por cómo puede afectarles psicológicamente, sino también por cómo, desde su inocencia, viven la violencia a menudo como un juego y no son del todo conscientes de la gravedad de los conflictos. Como maestro he comprobado que por mucho que les hablemos al alumnado de Educación Infantil sobre la muerte, no son capaces de comprenderla, ni la asumen, más allá de lo que ven en los dibujos animados. Al margen de que hayan perdido a algún ser querido. En los dibujos (tipo Tom y Jerry) por muchas bombas, disparos o golpes que se den, al final la víctima siempre termina poniéndose en pie. La realidad es diferente, pero la infancia no es capaz de reconocerla. Siempre recuerdo aquellas impactantes fotografías que se publicaron durante el conflicto entre de los Balcanes, de niños jugando "a la guerra" en las mismas calles donde se libraba tan sangrienta guerra. Hasta que, como en la película, el director, ya adulto, empieza a recordar aquellos tumultos en la calle, aquellos lamentos, aquellas conversaciones entre adultos, aquellas imágenes.
Desde el punto de vista político la película se centra en la confrontación religiosa del conflicto, pero debemos entender que todo conflicto tiene múltiples aspectos, sociales, económicos, culturales, gubernamentales, legislativos, históricos...
Detalle que me llamó la atención: Para concienciar al hijo de que nadie debe ser discriminado por razón de su religión le dice que su amiga es bienvenida a su hogar aunque fuera "una vegetariana seguidora del anticristo". Vale que algunos vegetarianos seamos ateos, pero tanto como seguidores del anticristo...
Por supuesto muy recomendable.
Trailer:
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