HADRIAN

Butaca 1 del palco 20, junto al palco real (fijaros en la cortina)

El miércoles 27 de julio estuve en el Teatro Real viendo esta excelente ópera. Con música de Rufus Wainwright y libreto de Daniel McIvor, con Scott Dunn como director musical y con las bellas fotografías de Robert Mapplethorpe. Los protagonistas han sido interpretados por el barítono Thomas Hampson en el papel de Adrianoel tenor Santiago Ballerini en el de Antínoo.
Ha sido una versión semiescenificada, sin vestuario ni decorados, con atriles y libretos, pero con movimiento de intérpretes y de sillas casi coreográfico. Y sobre todo con las hermosas proyecciones de las fotografías de Mapplethorpe sobre la pantalla que ocupaba todo el escenario y que acompañaban y a su vez reinterpretaban la música. Espléndida exposición. No hay grandes momentos de lucimiento de los intérprertes quitando algún ária interpretada por  Vanessa Goikoetxea en el papel de Sabina, que fue aplaudido (interrumpiendo la continuación de la ópera, algo que me extrañó), y también en el último acto se aplaudió un dueto de
Thomas Hampson  Santiago Ballerini, aplauso secundado incluso por el resto de intérpretes y coro que compartían escenario. Desde luego la partitura de Rufus Wainwright es extraordinadia, lo mejor de la ópera, junto con las proyecciones. Se disfruta cada nota y cada silencio, por eso me chocaron los aplausos que interrumpían la continuidad de la obra, aunque hecha la crítica confieso que una vez interrumpida la obra me uní a ambos aplausos. ¡Qué pena que sólo se haya programado esta magnífica ópera para un único día!
Trancribo parte del texto de Daniel MacIvor, traducido por Rosario Romo publicado en la web del Teatro Real: 
"INTRODUCCIÓN A LA ÓPERA 
Hadrian crea la historia del último día del emperador romano que gobernó entre los años 117 y 138 de nuestra era. Parece que Adriano es más conocido por la construcción en Britania del muro que lleva su nombre y por su conflicto con Judea contra el auge del monoteísmo. Pero es en gran medida desconocido por lo que podría ser su mayor legado, el haber vivido abiertamente como homosexual y su profundo e inquebrantable amor por otro hombre, Antínoo.
Las relaciones homoeróticas eran aceptables entre la nobleza romana de la época, pero únicamente cuando el objetivo era la instrucción carnal entre un hombre adulto y un joven que era esclavo y estaba sometido a su amo. Antinoo, además de ser un hombre libre, era demasiado mayor para que esa relación fuera autorizada y, lo que más preocupaba al entorno de Adriano, que Antínoo era tratado por Adriano como un compañero de plena igualdad en su amor.
Adriano conoció a Antínoo en Grecia mientras recorría el Imperio y pasaron los siguientes seis años juntos continuando ese recorrido. Casi al final de sus viajes, contemplando la perspectiva feliz de una vida juntos en Tibur, la magnífica villa de Adriano en las afueras de Roma, Antínoo murió en circunstancias sospechosas ahogado en el Nilo.
En nuestra ópera, ofrecemos una explicación a la muerte de Antínoo y a la política de Adriano. Exponemos su dolor infinito y presentamos la relación de Adriano con Antínoo como una de las mayores historias de amor de todos los tiempos.
PRIMER ACTO - LA NOCHE DE LA MUERTE DE ADRIANO
El primer acto comienza en Tibur, la villa de Adriano en las afueras de Roma. Es el último día de la vida de Adriano. Adriano está gravemente enfermo y sigue profundamente afligido por la muerte de Antínoo. Está rodeado por su corte y el comandante de su ejército, Quintis Marcius Turbo, le presiona; todos ellos esperan ansiosamente que Adriano retome el mando. El Imperio está inestable, y en Judea se está gestando una rebelión; ¿dónde está su líder?Adriano recibe la visita de dos deidades que solo él puede ver y oír, provocada por el dolor y por la fiebre a partes iguales: Plotina, la emperatriz que condujo a Adriano hasta su trono, y su marido, el emperador Trajano, que fue una figura paterna para Adriano. Plotina ha venido para insistir en que Adriano, en sus últimos momentos, supere su dolor y se enfrente a la amenaza invasora del monoteísmo. Plotina teme que un dios borre a todos los demás y ella sea olvidada. Trajano es más comprensivo con el corazón roto de Adriano y ha venido a protegerlo de la fuerte influencia de Plotina.A medida que el acto avanza y ante la negativa de Adriano a dejar de lado su dolor y su cuestionamiento de la traición en torno a la muerte de Antinoo, Plotina hace un trato con Adriano: ella le ofrecerá acceso al pasado y le dará dos noches con Antínoo a cambio de que actúe contra Judea y la amenaza monoteísta. Adriano acepta y nos facilita un viaje en el tiempo. 
SEGUNDO ACTO - SIETE AÑOS ANTES EN UNA ARBOLEDA DE GRECIA  
El segundo acto nos lleva al pasado y a Grecia. Adriano reconoce la noche inmediatamente. Es la noche en que Adriano conoció a Antínoo. Adriano es consciente de que está reviviendo una experiencia, pero Plotina le advierte que no puede hacer nada para alterar el pasado y su historia.Cuando comienza el acto, el séquito de Adriano está recorriendo el Imperio y es recibido en Grecia y en la fiesta de Robigalia, una fiesta de la cosecha. Hay mucha pompa y celebración, se va a preparar un sacrificio. Aquí conocemos a la esposa de Adriano, Sabina, una mujer de corazón tierno, enfriado por la falta de atención, y percibimos cierta amargura: está claro que el matrimonio de Sabina y Adriano es solo apariencia. Adriano, un brillante orador, pronuncia un discurso que muestra tanto su gran amor por Grecia como su humildad personal. Esto inspira a su esposa Sabina a recordar su amor por su marido y en una tierna aria le suplica su atención. En este acto también volvemos a encontrarnos con Turbo, amigo de la infancia de Adriano y jefe de su ejército. Turbo siente un profundo amor por Adriano y una gran preocupación por el legado de Adriano, por lo que intenta protegerle de lo que Turbo considera decisiones poco prudentes. Avanza el acto y Plotina visita a los mortales bajo la apariencia de una sibila que hace una ominosa predicción sobre el lugar de Antinoo en el mundo de Adriano y su futuro. Adriano ignora cualquier sombría advertencia y se deja llevar por la alegría de pasar estos preciosos momentos en presencia de su amado. El acto concluye con la invitación de Adriano a Antínoo para que se una a su viaje y a su vida. 
 
Descanso de 20 minutos
TERCER ACTO - SEIS AÑOS DESPUÉS A BORDO DE UNA BARCAZA EN EGIPTO El tercer acto comienza en un lugar fuera del tiempo donde somos testigos del amor entre Adriano y Antínoo, que ha madurado hasta convertirse en la pasión cómplice de las almas gemelas. Al reanudarse la acción vemos que han pasado seis años y ha continuado el recorrido por el Imperio. El séquito lucha contra el sentimiento de desvanecimiento y agotamiento, todos se han cansado de la fiesta y todos echan de menos Roma. Antínoo se ha convertido para todos en la luz de su viaje. Ofrece sabiduría y perspicacia y su compañía es bienvenida y buscada. Antínoo es una presencia respetuosa y respetada por todos, excepto por los que están preocupados por la situación política actual y, sobre todo, por Turbo. A Turbo le preocupa que Antínoo posea el corazón de Adriano y, lo que es más preocupante, que Adriano le escuche en lo referente a frenar la maquinaria bélica que Turbo y los militares de Roma consideran necesaria para mantener la prosperidad del Imperio. En este momento, Adriano se encuentra mal de salud y está angustiado por dos motivos: está abatido por tener que revivir esa trágica noche –y no poder hacer nada al respecto– y cansado por verse obligado a sufrir la enfermedad que sigue atormentándole en el presente. Plotina asegura a Adriano que todo merecerá la pena y que agradecerá conocer por fin la verdad. Mientras tanto, Turbo ha manipulado a Sabina para que participe en un plan que separará a los amantes. Ella interpretará a una sibila que profetizará la recuperación de la salud de Adriano si Antínoo se sacrifica por Adriano. Pero cuando, bajo la apariencia de la sibila, Sabina es testigo del amor que se profesan los dos hombres, llega a comprender que el sentimiento de Adriano por Antínoo no es un rechazo hacia ella, sino un amor sincero. Sabina intenta deshacer el engaño, pero llega demasiado tarde y Antínoo perece prematuramente a manos del miedo y la traición.   
CUARTO ACTO - REGRESO A LA NOCHE DE LA MUERTE DE ADRIANO   
En el cuarto acto, al principio vemos a Adriano desolado por el conocimiento de la verdad, pero luego se levanta y actúa. Adoptará una venganza que será la perdición tanto del Imperio como de los deseos de Plotina de ser recordada eternamente. Firma el edicto para enviar tropas a Judea, con lo que atrae a Turbo a sus aposentos. Adriano obliga a Turbo a confesar el asesinato de Antínoo. Turbo alega que todo fue por Adriano y su legado, pero Adriano afirma que su legado no será la guerra, sino que amó. Muere y se eleva para convertirse en un dios junto a Plotina, Trajano, Sabina y Antinoo. Mientras los dioses están reflexionando sobre lo que será de ellos en el futuro, el coro presiona por todos lados, claramente dividido. Su debate sobre la religión ha fracturado al imperio. «¡A la guerra!», gritan, «¡a la guerra!".
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Thomas Hampson como Hadrian

Santiago Ballerini como Antinoo
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Rufus Wainwright junto a su marido y director de escena Jörn Weisbrodt

Todo el elenco
Estuvimos unos 10 mnutos aplaudiendo y me salí de los primeros para tener sitio en el Restaurante La Botillería (debajo de mi casa) para cenarme una pizza:
Me subí la mitad para cenar hoy


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