CONCIERTO 50 ANIVERSARIO DE LA AECC

El viernes 16 de septiembre estuve con mi amiga Palmira en el Auditorio Nacional disfrutando de este Concierto extraordinario por el 50 aniversario de la Asociación Española Contra el Cáncer. 
Al concierto asistieron los reyes ya que la reina es presidenta "honorífica" de la AECC, debo reconocer que me acabo de enterar, sabía que siempre lo había sido la reina emérita, pero no sabía que esa presidencia también fuera hereditaria. 
Había una fila muy larga para entrar complicada con la llegada de los monarcas que concentró a una centena de policías además de la seguridad privada. Cuando logramos llegar a nuestros asientos descubrimos que estábamos sentados en la misma fila que los mencionados. Y la introducción al acto comenzó recordando que el día anterior había sido el cumpleaños de la "presidenta honorífica". Debo reconocer que en mi obsesión por fotografiarlo todo, mientras le intentaba hacer fotos a la reina me imaginaba que lo que sonaba era el himno "nacional", cuando en realidad estaban tocando el "cumpleaños feliz".
Tras esta escena que considero medievalista comenzó el concierto, con una muy completa Orquesta Nacional de España, dirigida por Jaume Santoja. 
La obra que más me entusiasmó fue precisamente la primera. Empieza con unos acordes que recuerdan un vals de Johann Strauss, pero Ravel le da un vuelco completo al concepto de Vals. Una obra impresionante, enérgica y rompedora. Lo que nos llamó la atención fue que a pesar de la fuerza de la obra y los constantes contrastes, el director dirigía de forma tan pausada y relajada como si se tratara del vals de las mariposas.
"La Valse" (1919- 1920) de Maurice Ravel. He encontrado en youtube esta interpretación de la Orchestre National de France, dirigida nada menos que por Bernstein:
Siguió el programa con otra obra de Ravel, el concierto para piano y orquesta en Sol mayor (1929- 1931), interpretado por la pianista Alba Ventura. 
Es una obra en tres tiempos. Me gustó pero se me hizo un poco largo el segundo tiempo (adagio assal), es una música con menos energía, mucho más melódica y relajada. He encontrado en youtuve esta interpretación también de la Orquesta Nacional pero con Joaquín Achúcarro al piano (¿con 85 años!)
Hubo un descanso de unos quince minutos, pero no salimos porque imágimos que habría mucho jaleo en el vestíbulo con los monarcas y los periodistas (y además me estaba molestando la artrosis de la rodilla). Tras el descanso vino una segunda parte que me pareció menos interesante. Empezó con "Ritmos. Fantasía Coreográfica op.43" de Joaquín Turina, que me resultó entretenida sobre todo por la introducción de elementos variados, aunque muy esparcidos, de percusión. He encontrado una versión de

The Orchard Enterprises, con piano, pero en el concierto que vimos no utilizaron piano:
Y ya el colofón que fue lo que menos me gustó, puro folclorismo con las seguidillas, farruca y jota de "El sombrero de tres picos. Suite número 2" de Manuel de Falla. Curiosamente aquí sí que pudimos ver al director moviéndose con energía, viviendo la música y dirigiendo con todo el cuerpo. He encontrado esta versión de la
Tchaikovsky Symphony Orchestra dirigida por Oscar Navarro en el Zaryadye Music Hall de Moscú: 
Y ya para completar como "bis" de oro nos regalaron un "¡Ay, Felipe de mi vida!", supongo que en honor a los "honoríficos". "
La Revoltosa. Preludio" de Ruperto Chapí. He encontrado una versión interpretada en este mismo Auditorio Nacional en un concierto solidario dirigido por Enrique García Asensio: 
En general lo pasamos bien y fue una buena velada que intentamos terminar cenando en un restaurante Lobbo que está justo frente al Auditorio, muy bueno y con varias opciones vegetarianas. Lo peor fue que después nos costó encontrar el coche que habíamos dejado aparcado en una de las calles de detrás del restaurante. Tras caminar un buen rato buscándolo sin éxito tuvimos la suerte de que parase junto a nosotros un taxi y le pedimos que nos diera vueltas por la zona para buscarlo. Vivimos otro acontecimiento y es que en una calle encontramos a un anciano caido en el suelo y con una herida sangrante. Entre el taxista y yo le pusimos de pie y le dijimos que íbamos a a llamar a la policía o el Samur. Yo le ayudé a llegar a la acera mientras el taxista buscaba el nombre de las calles para llamar, pero el hombre quiso seguir andando al parecer hasta la casa de su hijo, se me soltó, me dio las gracias y no pude retenerlo. Me quedé un poco preocupado porque llevaba un golpe en la cabeza. Finalmente encontramos el coche y Palmira me acercó hasta casa. Ha sido una noche de música, pero también de aventuras.

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