EN LOS MÁRGENES

El sábado 15 de octubre fui invitado por una amiga a los cines Príncipe Pío para ver esta película dirigida y con guión de Juan Diego Botto y protagonizada por Penélope Cruz, Luis Tosar y Adelfa Calvo.

Además de un niño y una niña que, como suele ocurrir, me fascinan por lo bien que se meten en papeles con un intenso conflicto interior.  

Desde luego Penélope, que no suele ser actriz de mi devoción, creo que hace la mejor interpretación de su carrera. De Goya por lo menos.

Todos los protagonistas soy hiperrealistas y creíbles, incluso los policías, la escena de la carga policial es de un realismo que exacerba los nervios, sobre todo cuando, como es mi caso, las he sufrido en mis carnes.

Me decía mi amiga que no le había gustado Juan Diego Botto, pero es que su papel es tan hiperrealista como el del resto, de hecho considero que representa a cerca del 90 por ciento de la ciudadanía. Esa ciudadanía que considera que no sirve de nada manifestarse, perder el tiempo en sindicatos, ongs, colectivos, en asambleas, en discusiones, en acciones, en huelgas... Lo he comentado en más de una ocasión, me duele especialmente vivir ese desencanto, apatía, inacción e insolidaridad entre el profesorado que debería educar a las nuevas generaciones para ser precisamente más empáticas, solidarias y transformadoras. Con su actitud y ejemplo están modelando y educando exclusivamente en la obediencia y la sumisión.

El papel del hijo/ hijastro también representa a la generalidad de la juventud actual, que no es que no se implique en los problemas sociales, es que los desconocen. Los desconocen porque las personas adultas tendemos a ocultarles la realidad, a disfrazársela, a edulcorársela, a escatimársela. Que no vean los telediarios pero sí se embrutezcan con videojuegos militaristas. Que no sufran con una separación de los progenitores pero que se aguanten oyendo (aunque hagan lo imposible por no escuchar) sus discusiones continuas y vean (aunque hagan lo imposible por no mirar) los malos tratos domésticos/ machistas. También es verdad que la juventud tiene otros intereseses, otras preocupaciones, otras necesidades diferentes a las de las personas adultas. La juventud no entiende de hipotecas, de deshaucios, de Memoria Histórica, o de Objeción Fiscal... sin embargo cuando son movilizados en medio de una guerra sí que se movilizan y se organizan para desobedecer. Aunque la experiencia del Movimiento de Objeción de Conciencia es que fuimos unos pocos miles de jóvenes quienes nos enfrentamos abiertamente contra las instituciones para acabar con la conscripción, pero al menos esa lucha la lideramos la juventud. Así como la lucha contra el SIDA, o por los derechos LGTBIQ, o por el antiespecismo y los derechos de los otros seres sintientes. 

Aunque gran parte del guión se centra en el drama del deshaucio, para mí el papel más doloroso y la realidad más dolorosa es la del personaje de Adelfa Calvo, a lo mejor es porque tenemos prácticamente la misma edad. 

Desde luego la recomiendo encarecidamente. Sobre todo se la recomiendo a esa juventud a la que se le suele ocultar este tipo de realidades.


 

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