PETER VON KANT
El sábado 22 de octubre estuve en los Cines Renoir viendo esta película dirigida y con guión de François Ozon, adaptación masculinizada de la película de Rainer Werner Fassbinder "Las amargas lágrimas de Petra von Kant" (1972).
Se trata de un melodrama elevado a la enésima potencia que seguramente fue un bombazo queer a principios de los 70's pero que cincuenta años después resulta patéticamente "vintage".
Tanto el tema como la estética de la película me han parecido más almodovarianos que fassbinderianos. La pasión llevada al paroxismo me retrotrajo a "La ley del deseo" estrenada en 1987, que para la España del postfranquismo desde luego sí que fue un bombazo queer. Incluso el personaje de la hija de Peter me ha recordado al de Manuela Velasco, inolvidable en aquella escena interpretando el playback del "Ne me quitte pas" interpretado por Maysa Mataraso.
La película de Ozon no me ha convencido ni conmovido tanto como aquella. Desde luego los actores, Denis Ménochet y Khalil Ben Gharbia no pueden compararse ni en el físico ni en la interpretación con aquellos magníficos Antonio Banderas y Eusebio Poncela. Y aunque soy plenamente partidario de las parejas asimétricas, especialmente en la edad, creo que en el guión hace falta algo más que unas pocas escenas de cama para que nos creamos de verdad tanta pasión.
El único personaje que me ha interesado es el de Karl, interpretado por Stefan Crepon, gestos, andares, miradas que lo comentan, critican e incluso archivan todo sin palabras, esa deliciosa escena en la que se deleita con el tacto y olor del abrigo de Sidonie... Y desde luego la escena final que no voy a revelar es para levantarse y aplaudir. Aunque sea sólo por ese personaje y esa deliciosa interpretación merece la pena ver la película.
Por otro lado reconozco que tal vez sea de las pocas películas que ponen el acento en la bisexualidad de los protagonistas. Posiblemente este sea el aspecto más positivo y queer del guión.
Y otro punto a favor es la decoración del piso, especialmente esas imágenes murales de san Sebastián. Una decoración que tiene mucho de almodovariana, pero también de "Las amargas lágrimas de Petra von Kant" de Fassbinder.
No es de lo mejor que he visto en cine queer, pero era inevitable ir a verla. Y en general lo pasé bien.
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