AQUILES EN ESCIROS, UNA ÓPERA BARROCA TRANS-CONTRATENOR

El sábado 25 estuvimos en el Teatro Real disfrutando esta ópera con música muy, muy barroca, con travestismo y cantantes contratenores.

Para empezar, la dirección de Teatro Real brindó un emotivo recuerdo al hecho de que esta obra iba a ser estrenada justo el día en que se decretó el estado de alarma, por lo que los decorados estuvieron en la escena durante los tres meses de confinamiento, tres años después se ha podido por fin entrenar. Curiosamente los dos cantantes que interpretan al personaje central, Aquiles, han estado enfermos, Frango Fagioli y Gabriel Díaz. De hecho el día del estreno tuvo que suspenderse por estas bajas. Por ese motivo una espectadora que estaba sentada detrás de nosotros nos comentó antes de comenzar la representación que parecía que esta ópera estaba gafada. Ayer el personaje pudo ser interpretado por un Gabriel Díaz, visiblemente ya recuperado, que hizo una magnífica interpretación. Y que, como explicaré más adelante, fue muy sorprendente.

Para contextualizar copio parte de la información ofrecida por la web del teatro: "Los disfraces y el travestismo formaron parte esencial de las tramas operísticas desde los orígenes venecianos de este género. En línea con esta tradición –continuada por la ópera seria–, el episodio de Aquiles en la isla de Esciros inspiró más de una treintena de composiciones líricas a partir del libreto de Metastasio de 1737: Tetis, madre de Aquiles, disfraza a su hijo de mujer para ocultarlo en la corte del rey Licomedes e impedir así su participación en la guerra de Troya (¿qué podría fallar?). Sin embargo, el plan comienza a hacer aguas cuando Aquiles, incapaz de doblegar su virilidad, se enamora de la princesa Deidamia"

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Magnífica la música interpretada por la orquesta barroca de Sevilla dirigida por Ivor Bolton. El libreto es extremadamente barroco, cada verso se repite hasta la saciedad experimentando con diferentes cadencias, diferentes tonalidades, diferentes alturas, gorgoritos, dos de pecho ... las voces muestran una variedad colorista de registros que llega en algunos momentos a emocionarnos. 

Tengo destacar desde mi óptica queer el travestismo de los personajes. Sabía por el contenido y la información previa que Aquiles aparecía travestido de Pirra, pero me sorprendió que a su vez apareciera otro personaje travestido, el príncipe Teagene que se presenta como pretendiente para casarse con Deidamia, es representado por la soprano Sabina Puértolas.

Y es desde luego, una de las mejores interpretaciones de la obra, incluyendo un conato de streaptease, me llegó a emocionar y finalmente fue a quien más ovacioné. Por cierto que una vez más me molestaba cuando cada vez que una o un cantante terminaba un aria el público aplaudía interrumpiendo a la orquesta y ralentizando la fluidez de la obra. Yo sólo aplaudía al caer el telón tras finalizar cada uno de los actos y al terminar la ópera. 

Pero lo que más me sorprendió fueron las voces de contratenores de los intérpretes principales. Buscando información he encontrado que: "El contratenor es la voz masculina más aguda en particular como una resonancia artificial, con notas más amplias y altas cantadas por un hombre en voz de cabeza y falsete no aireado, usando la vibración de una parte de los pliegues vocales basada en la resonancia de la cabeza y no a través de su voz de pecho o su falsete. Muy pocos contratenores pueden llegar a repertorios de soprano pero su voz se asemeja a la voz tanto de un niño como de una mujer. En la antigüedad, los castrati eran hombres a quienes se les castraba antes de llegar a la pubertad para conservar su voz aguda infantil. Debido a las controversias que esto provocaba, la práctica terminó por prohibirse, y por tanto los contratenores asumieron el rol de los castrati a partir de la ópera barroca"

Lo queer es que precisamente son los dos personajes que representan a los aguerridos guerreros quienes nos sorprenden con sus voces contratenores. Ulises que viene buscando guerreros para Troya y es interpretado por el contratenor Tim Mead.

y Aquiles, quien precisamente se pasa la obra renegando del hecho de tener estar vestido de mujer porque su amada no quiere que se aliste, pero que no puede contener su "verdadero yo" que es el de un guerrero, ansioso por vestir de soldado y entrar en batalla. Y sin embargo el intérprete también es un contratenor, Gabriel Díaz.

En la foto una divertida escena en la que el príncipe Teagene interpretado por una mujer travestida de hombre flirtea con Aquiles travestido de mujer, quizás la escena más queer de la ópera. La obra tiene varias escenas divertidas con personajes impacientándose precisamente cuando un protagonista se repetía mil veces. Por ejemplo Nearco insistiéndole al rey que le esperaban en la cena, mientras el rey le instaba, repetidamente, a Pirra (Aquiles) a que convenciera a su hija Diomede de que aceptara casarse con Teagene, por cierto también con flirteo de por medio. 

Nos encantó, tanto por la música y el libreto casi bufo y con tantas connotaciones queer, como por las brillantes interpretaciones de la orquesta y de las y los cantantes. Una verdadera pena, que, como de costumbre, esta producción solo vaya a tener cinco representaciones. Hoy domingo se clausura con la representación que se suspendió el día del estreno.

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