DOMINGOS DE CÁMARA III

El domingo 26 de febrero tuvo lugar el tercer concierto de los "Domingos de Cámara" en el Teatro Real. Llegué antes de que abrieran las puertas de la sala, por lo que me entretuve en fotografiarme con algunos de los carteles del centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós  expuestos en el vestíbulo.

Habitualmente suelen relacionar los conciertos con la ópera que está en cartel. Sin embargo aunque actualmente la ópera en cartel es "Aquiles en Esciros", que precisamente tuvo su última representación el mismo domingo por la tarde, las obras interpretadas en el concierto no giraron en torno a "Aquiles en Esciros" sino a otras óperas programadas, "Arabella" y "La Nariz".

Había estado el día anterior, sábado 25 de febrero, viendo la ópera que me había encantado y me gustó descubrir al entrar que el concierto iba a tener como fondo la monumental escenografía de la ópera, ya que aún tenía que ser representada esa misma tarde.

En anteriores conciertos ha solido ocurrir que el interés iba "in crescendo", siendo la primera obra la menos interesante y la última la más emotiva, sin embargo en este caso no ha sido así. 

De hecho lo que más me gustó del concierto fue precisamente la primera parte, y sobre todo la primera obra interpretada: Tres temas de Mozart variados para violín y violonchelo" de Bernhard Romberg. Interpretada por sólo dos músicos, Laurentiu Grigorescu al violín y Héctor Hernández al violonchelo, lograron crear una atmósfera de encanto propia de los originales de Mozart aunque en este caso se tratase de variaciones. Colorido y armónico, muy bellas piezas.

El concierto continuó con la "Serenata para instrumentos de viento en mi bemol mayor, op.7" de Richard Strauss, que, como se apunta en la hoja de sala, "captura todo el candor y el colorido que el salzburgués (Mozart) supo infundir a sus serenatas para vientos". 13 músicos en escena. Y, aunque no suelen gustarme mucho las obras de Strauss, en este caso esta composición sí que me pareció agradable, lucida y mozartiana.

La primera parte del concierto terminó con "Till Eulenspiegel einmal anders! para cinco instrumentos", un arreglo de Franz Hasenohrl de una obra de Richard Strauss, que también fue interpretada por Laurentiu Grigorescu al violín y Héctor Hernández al violonchelo, junto a otros músicos. Fue una primera parte de concierto muy amena y animada.

En la hoja de sala anunciaban una pausa entre las dos partes de concierto, como en todos los conciertos de domingos de cámara, pero cuando algunos y algunas espectadores intentamos salir para ir al baño las acomodadoras nos indicaron que debíamos volver a los asientos porque no iban a hacer el descanso programado y si empezaban la segunda parte ya no íbamos a poder volver a entrar. 

La segunda parte estuvo constituida por el "Cuarteto de cuerda nº3 en fa mayor, op 73" de Dimitri Shostakovich, dividido en 5 tiempos. Algunos de los cuales se soportaban, pero otros fueron soporíferos, lentos, monótonos, aburridos y sin gracia. No me gustó en absoluto. 

Con lo cual podemos decir que en este caso el concierto no fue "in crescendo" sino "in decrescendo".

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