¡AY, CARMELA! En el Teatro Bellas Artes
El sábado 15 de abril estuvimos viendo esta obra en el Teatro Bellas Artes.
No voy a recomendarla porque tiene aspectos muy buenos pero
otros que no me gustaron.
La primera crítica que tengo que hacer es al propio teatro. Ya he estado varias veces y siempre me he encontrado con la misma dificultad
aunque ayer esa dificultad se añadía a una caminata a toda velocidad de más de dos kilómetros provocada por causas ajenas
al teatro, llegamos ahogándonos y cansados y este teatro NO TIENE ASCENSOR. El
patio de butacas está dos pisos bajo el nivel de calle y con nuestro agotamiento tuvimos que bajarlos a
pié, al salir al menos ya habíamos descansado. Creo que si no instalan ascensor
no vuelvo a este teatro. A mí (y a Hilario) nos gusta ver el teatro en las
primeras filas del patio de butacas porque tenemos dificultades para oír bien y
desde pisos más elevados no llegamos a enterarnos bien de mucho contenido, como
ya nos pasó la última vez que estuvimos con otros amigos viendo aquí "Las guerras de nuestros antepasados". Con este estado de ánimo no empezamos muy predispuestos a disfrutar de la obra.
Me suele ocurrir que cuando veo la adaptación teatral de una película que me ha gustado mucho, la obra de teatro no me termina de gustar porque se pierden muchos escenarios, muchos contextos y muchas connotaciones.
En este caso me gustaron mucho precisamente las escenas que prácticamente están copiadas de la película, todo el flashback de la actuación que Carmela y Paulino ensayan y hacen para los fascistas. Las actuaciones de los dos protagonistas son magníficas. María Adanez me recordó mucho a Carmen Maura, por los gestos, las miradas y las interpretaciones de los los números musicales. El papel de Pepón Nieto es muy diferente al de Andrés Pajares, porque en la obra de teatro no representa tanto al cómico al que le da igual la guerra y las ideologías sino al marido que está pasando por el duelo de haber perdido recientemente a su pareja. Es un papel más dramático y Pepón Nieto lo borda, además intercalando el registro dramático con el cómico de las escenas de flashback.
Lo que no me gustó nada fue la adaptación teatral. La primera escena me quedó desconcertado (y ya digo que no estaba muy bien predispuesto). Esa fantasmagoría que es el hilo conductor de toda la adaptación me recordó a la serie de televisión "Entre fantasmas" protagonizada por Jennifer Love (tengo que reconocer que la seguía y no me disgustaba) que no me cuadra nada con el espíritu de denuncia de la película. Esperaba que a lo largo de la obra se le diera una vuelta de tuerca a ese aspecto fantasmagórico y sólo al final se da a entender que el objetivo es representar que no debemos olvidar lo que pasó, como que sería el espíritu de la Memoria. Como todas mis amistades y familiares saben soy defensor y militante de la Memoria Histórica, pero sintiéndolo mucho esta forma de representarla no me pareció nada adecuada.
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