BARBIE COMO ESTEREOTIPO DE PINKWASHING

El sábado 9 de septiembre una amiga me invitó en los cines Cinesa Príncipe Pío, a ver esta película para celebrar que ha aprobado las oposiciones y ya es funcionaria de carrera. Yo ya sabía a qué me enfrentaba porque había visto trailers y estaba al tanto de las noticias, incluso en "El intermedio" se ha criticado el carácter de consumismo extremo que está conllevando esta proyección principalmente en los EEUU. 
Ya la tenía clasificada como película "pinkwashing", verla me lo ha confirmado 100 por 100.
Pero como todavía mi amiga me sigue preguntando (después de varias décadas que hace que nos conocemos) que qué es eso del "pinkwashing", voy a remitirme a uno de los muchos artículos que podemos encontrar en la web: "Pink Washing and Homonationalism. Commute friendly version" escrito en 2022 por Chloé Bruère-Dawson. De él extraigo y traduzco (versiono) algún párrafo aclaratorio: "Pinkwashing fue creado por Breast Cancer Action, una organización que crea conciencia sobre el cáncer de mama a través de un observatorio de justicia social y ambiental. Denunciaron las prácticas de algunas marcas que utilizaban el color rosa y cintas rosas para mostrar su participación en la lucha contra el cáncer de mama y al mismo tiempo seguían utilizando sustancias químicas relacionadas con el cáncer en sus productos. El término empezó a utilizarse progresivamente con el mismo significado, pero traducido a cuestiones LGBTQI+. Con el auge del marketing y la comunicación dirigidos a personas homosexuales en los años 80, la gente empezó a analizar este cambio y lo que había detrás"
Como digo, en las noticias hemos podido constatar como la película, que básicamente es  un extenso anuncio de casi dos horas de Mattel y sus productos, ha supuesto un desmesurado incremento en las ventas de esta empresa, creando una fiebre consumista por todo lo que suena a Barbie, Ken, etc, incluida moda, calzado y demás para menores y personas adultas.
Traduzco en este sentido otros párrafos del artículo de  Bruère-Dawson: "Hay una cosa más profundamente problemática con el pinkwashing: son los métodos de producción detrás de esos bonitos productos arcoíris. Si sus productos se producen en talleres clandestinos, ¿son realmente progresistas? La respuesta parece obvia. Sin embargo, es el caso de la mayoría de las marcas en este sistema de producción capitalista, y las consecuencias de ese sistema son terribles y de ninguna manera empoderadoras. Esos zapatos del orgullo Nike o camisetas arcoíris de Primark fueron fabricados en condiciones horribles por mujeres a las que se les pagaba unos centavos, donde sufren las consecuencias para la salud de trabajar durante largas horas con productos químicos nocivos. La hipocresía no se detiene ahí. Las colecciones del Orgullo a menudo se realizan en países con una estricta legislación anti-LGBTQIA, todo con fines de lucro... Su impacto es aún peor para las personas queer marginadas, específicamente las personas de color y las personas LGBTQI+ discapacitadas. Perpetúa la explotación en los países más pobres y ocupa el discurso público, silenciando las reivindicaciones queer de derechos"
No puedo denunciar abiertamente que concretamente los productos de Mattel se fabriquen en países homófobos o patriarcalistas, con explotación laboral e infantil, porque lo desconozco, pero el caracter consumista y comercial está continuamente presente en los diálogos... Pero para mí lo más grave es la participación, esta sí comprobada, de Mattel y de Warner Bros en la carrera armamentística y el belicismo. Por eso le voy a dedicar más tiempo y espacio a este asunto en esta entrada. En un artículo de "Spy Culture, titulado "The Enemy is Militarism’ – Office of War Information Manual for Film Makers" podemos leer que: "Los estudios de Hollywood, incluidos Warner Bros., Paramount Pictures y Metro-Goldwyn-Mayer, acordaron apoyar los objetivos de Estados Unidos en caso de que entrara en la guerra. Antes de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, Harry Warner, director de Warner Bros., se comprometió a apoyar directamente el esfuerzo de diplomacia pública del estado estadounidense. Warner dijo: "Nuestra empresa está a punto de iniciar el mayor programa de fotografías para el gobierno jamás realizado por ninguna empresa de la industria". Muchas cosas habrán cambiado en los EEUU desde la segunda guerra mundial, pero tengo muy claro que el apoyo de las grandes empresas, incluidas las cinematográficas, al militarismo, la fabricación de armamento y las guerras emprendidas, fomentadas, apoyadas y/o financiadas por los EEUU, eso no ha cambiado, ni cambiará.
En el artículo de Bruère-Dawson se denuncia que "el homonacionalismo es una estrategia política que utiliza los derechos LGBTQI+ para justificar acciones políticas y militares que son dañinas y mortales... Nosotros no somos los malos, ellos lo son: herramientas de justificación para las guerras posteriores al 11 de septiembre. Estados Unidos utiliza excesivamente el homonacionalismo con fines imperialistas-militaristas. Después del 11 de septiembre, una vez que George W. Bush inició la guerra contra el terrorismo contra el “eje del mal”, los derechos LGBTQI+ se utilizaron para reforzar el binario Estados Unidos= buenos/ países árabes= malos. La relativa aceptación de Estados Unidos con respecto a las personas queer fue resaltada e inflada, frente a la demonización de esos países mediante la acentuación de sus persecuciones hacia las personas LGBTQI+ Utilizando los derechos LGBTQI+ como argumento, las bombas estadounidenses están legitimadas. Los olvidados en esta ecuación parecen ser los civiles de esos países, especialmente los LGBTQI+. Su carácter marica no los protege de las bombas... Israel (con el apoyo incondicional de EEUU, esto lo añado yo) utiliza los derechos LGBTQI+ para presentarse como el bueno, mientras que Palestina sería el malo. Los activistas palestinos llevan años intentando crear conciencia sobre el proceso de Israel para vilipendiar a Palestina a través de los derechos LGBTQI+, pero su lavado de cara funciona. Al presentarse como el destino de vacaciones número uno para personas queer, Israel mejora su imagen internacional y atrae simpatía y apoyo".
La industria de Mattel, además de las rositas barbies ha fabricado y distribuido un sin fin de juguetes bélicos. Curiosamente en la película se ocultan estos juguetes y los Kens tienen que pelear con raquetas y otros juguetes en principio inocuos, pero Mattel podría haber sacado a relucir sus soldados de asalto de héroes en acción, a sus ninjas del batallón de Garras de Pantera (Guts Akido Ninja Force Panther Claw) o a su asesino Baron Kratos (God of War Hell Baron Kratos Assassin), por poner solo unos pocos ejemplos.
He utilizado para mi crítica un artículo sobre el lavado de cara de EEUU utilizando los derechos LGTBIQ, pero podemos directamente trasladar este lavado de cara a los derechos de las mujeres, de las personas racializadas, de las empobrecidas, de las migrantes. En este caso el color rosa funciona a la perfección al identificar a las mujeres con el color rosa, algo que llevamos décadas queriendo desterrar, los colores no tienen sexo, ni género ni orientación sexual. Sí tienen historia política, los nazis marcaban a los prisioneros gais con un triángulo de color rosa, por eso desde el colectivo queer lo reivindicamos como símbolo de orgullo. Podría concluirse que no es que la película sea Pinkwashing, es que es el estereotipo de cine Pinkwashing.
Además de ser la (estereo)típica "americanada" con violencia gratuita, lenguaje dudoso, persecuciones automovilísticas por el centro de las ciudades, edulcorantes números musicales... Y el mismo mensaje, que lejos de ser tan feminista como pretende en la publicidad, termina identificando a la mujer con la menstruación. Y, hablando de publicidad, ya que toda la película es una extensa publicidad comercial y consumista, yo también tengo mi anuncio, anticomercial y anticonsumista:
Y, bueno, hay alguna escena humorística con la que os podéis reír.

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