EL GÉNERO EN DISPUTA, de JUDITH BUTLER

El viernes 24 de noviembre, antes de entrar en los cines Renoir para ver la película "El viejo roble", estuve curioseando en la librería Ocho y Medio y descubrí este clásico del que había leído citas, comentarios, apropiaciones y críticas, pero nunca había llegado a leer el original.
El título completo es "El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad". Fue editado por primera vez en 1990. En esta edición se incluye un prefacio de la autora añadido en 1999 y la edición en español, de Paidós- Editorial Planeta, es de 2007, traducida por Mª Antonia Muñoz.
Se considera obra fundadora de las teorías queer. Gran parte de la lectura se centra en analizar las distintas teorías filosóficas, psicológicas o antropológicas relacionadas con el origen de la construcción del sexo, del género y de la identidad. La autora expone a la vez que rebate los distintos puntos de vista de autores desde Platón o Levi- Strauss, hasta los psicoanalistas especialmente Freud, Lacan y Foucault, y escritoras feministas como Beauvoir, Jacqueline Rose, Julia Kristeva, Monique Wittig. 
El objetivo es poner en duda los principios psicofilosóficos del origen del binarismo sexo- genérico e identitario. Se trata de las leyes prohibitivas del padre, del tabú del incesto, del complejo de Edipo, del miedo a la castración, de la cultura y lo que consideremos precultura, del lenguaje y el falogocentrismo, del inconsciente, de las represiones y los desplazamientos libidinales. 
LA VIOLENCIA (y otros términos como agresión u opresión)
En el prefacio de 1999 Butler nos adentra en este laberinto de ideas, presentándolo como: "El empeño obstinado de este texto  por desnaturalizar el género tiene su origen en el deseo intenso de contrarrestrar la violencia normativa que conllevan las morfologías ideales del sexo, así como de eliminar las suposiciones dominantes acerca de la heterosexualidad natural o presunta que se basan en los discursos ordinarios y académicos sobre la sexualidad" (página 24). En este prefacio utiliza mucho la palabra "violencia": "la violencia de las normas del género" (página 24), "la violencia mundana que ejercen ciertos tipos de ideales de género" (página 25).
Más adelante al exponer las teorías de Joan Riviere, destaca que "incorpora la feminidad como mascarada desde la perspectiva de una teoría de la agresión y la resolución de conflictos".
Al final del primer capítulo Butler declara que: "La univocidad del sexo, la coherencia interna del género y el marco binario para sexo y género son ficciones reguladoras que refuerzan y naturalizan los regímenes de poder convergentes de la opresión masculina y heterosexista" (página 99).
Y LA INSURRECCIÓN (desobediencia, subversión...)
Y en varios párrafos, no he apuntado todas las referencias, aparece el concepto de desobediencia. Cuando nos habla de Jacqueline Rose destaca que: "Como afirma rotundamente Rose, la construcción de una identidad sexual coherente, sobre la base disyuntiva de lo femenino/ masculino, sólo puede fracasar, las alteraciones de esta coherencia a través de la reaparición involuntaria de lo reprimido muestran no sólo que la identidad se construye, sino que la prohibición que construye la identidad no es eficaz (la ley paterna no debe verse como una voluntad divina determinista, sino como un desacierto continuo que sienta las bases para las insurrecciones contra el padre)" (página 90).
¿Y QUÉ DICE LA CIENCIA?
Criticando y rebatiendo un estudio supuestamente científico sobre un "gen maestro que los investigadores del Massachussetts Institute of Technology (MIT) afirman haber descubierto a finales de 1987, y que es el determinante secreto y seguro del sexo" (página 217), se concluye que: "Es todavía más difícil diferenciar entre el sexo y el género cuando somos conscientes de que los significados provistos de género enmarcan la hipótesis y el razonamiento de las investigaciones biomédicas cuyo objetivo es precisar cómo es el sexo antes de los significados culturales que adquiere" (página 222).
MIS PROPIAS REFLEXIONES
Mientras he ido leyendo el libro he ido generando mis propias reflexiones. 
MARICÓN
Resulta sorprendente que en este libro que fue publicado en 1990 ya se reivindicaran algunos términos como "maricón", mientras que tres décadas después en lo que hoy en día se conoce como redes "sociales" este término sigue siendo censurado.  Voy a apuntar el párrafo donde se reivindica, criticando por cierto algunos planteamientos de Wittig: "Los términos queens [reinas], butches, femmes, girls [chicas], y hasta la reapropiación paródica de dyke [bollera], queer y fag [maricón], reaprovechan y alteran las categorías sexuales y las categorías originalmente despectivas de la identidad homosexual" (página 243). Aun cuando la traducción al español, que en el texto aparece entre corchetes, sea de 2007, aún hablamos de casi dos décadas después. Y es que está claro que nos falta mucho por hacer/ reivindicar/ transformar/ deconstruir.
"ELLE"
Igualmente llama la atención que se trate del determinante "elle" que en los últimos años está generando tanta polémica, que está siendo utilizado por colectivos LGTBIQ y por algunas personalidades de la política feminista, que está siendo criticado y denostado por muchas personas, también en las redes supuestamente sociales, y que ha llegado a ser proscrito por la Real Academia de la Lengua (española). Monique Wittig ya utilizó este determinante en escritos ¡de 1969!: "En Les Guérillères procura suprimir todas las combinaciones él- ellos (il-ils), todos los "el" (il) y ofrecer elles como representación de lo general, de lo universal. "El objetivo de este planteamiento -escribe- no es feminizar el mundo, sino hacer que las categorías de sexo se queden anticuadas en el lenguaje" (página 239). El párrafo incluye una cita que remite a la publicación de Wittig: "Monique Wittig, Les Guérillères (Nueva York, Avon 1973), originalmente publicado con el mismo título (París Éditions du Minuit, 1969) (página 308).
¿GUERRA?
Estoy de acuerdo en que se trate de insurrección, de desobediencia, de oposición, de subversión, incluso de "combatir o luchar contra", pero considero excesivamente militarista hablar de guerra o de guerrillas. Estoy de acuerdo con algunos planteamientos de Monique Wittig: "para Wittig no hay ninguna división entre sexo y género: la categoría de "sexo" es en sí una categoría con género, conferida políticamente, naturalizada pero no natural" (página 227). Pero el lenguaje tan innecesariamente militarizado considero que es tan machista y homófobo como el falogoncéntrico, Wittig dice que: "es bastante posible que una obra literaria funcione como una máquina de guerra" e incluso "una máquina de guerra perfecta", La estrategia principal de esta guerra es que mujeres, lesbianas y gays -que han sido particularizados por medio de su identificación con el "sexo"- se adueñen de la posición de sujeto hablante y de la invocación al punto de vista universal" (página 238). Más a bajo en la misma página: "El texto literario como máquina de guerra se dirige, en cada caso, contra la fragmentación jerárquica del género, la superación de lo universal y lo particular en nombre de la recuperación de una unidad anterior y esencial de esos términos" (página 238). Y dos páginas después: "Sólo una táctica bélica de las mismas proporciones que las de la heterosexualidad obligatoria, afirma Wittig, podrá enfrentarse a la hegemonía epistémica de esta última" (página 240). Ya Butler expone que "Los textos de Wittig han sido criticados por esta utilización de la violencia y la fuerza, nociones que en apariencia parecen opuestas a los propósitos feministas" (página 249). Aunque por otro lado lo defiende ya que "Resulta revelador que en su escrito la violencia y el combate estén recontextualizados y ya no conserven los mismos significados que poseen en entornos opresores " (página 250).
HERCULINE BARBIN (¿Mi querida señorita?)
Una de las referencias de este libro que recordaba haber leído previamente hace años, es la que trata de la obra de Foucault "Herculine Barbin, llamada Alexina B", publicada por primera vez en francés en 1975, en inglés en 1980 y en castellano en 1985. 
Me sorprende esta historia de una persona intersexual, presentada por Foucault con sus diarios junto con documentos médicos y legales. 
"Al nacer, a Herculine se le asignó el sexo femenino. A los 20 años, tras varias confesiones a doctores y sacerdotes, la obligaron a cambiar legalmente su sexo a masculino" (página 197)
Resulta dramático constatar que haya habido personas a quienes las leyes les han obligado a cambiar de sexo, mientras a muchas otras les han estado poniendo siempre trabas jurídicas, médicas, políticas y sociales para hacerlo de forma voluntaria.  
Pero lo que me llama mucho la atención es que estos diarios fueron publicados por primera vez en 1975, y en España, en 1972 ya se había rodado una película con prácticamente esta misma historia como argumento, un tema tabú que consiguió sortear la censura: "Mi querida señorita", dirigida por Jaime de Armiñán y protagonizada por José Luis López Vázquez, que por cierto fue nominada al Óscar como mejor película de habla no inglesa, y López Vázquez ganó el Hugo de Plata en el festival Internacional de Chicago. ¡Tres años antes de la publicación de Foucault!.
Por cierto que "Foucault escribió una introducción para la versión en inglés, y en ella se pregunta si es necesaria la noción de un sexo verdadero" (página 197). 
DICOTOMÍA SEXO- SEXUALIDAD
Que yo me diferencie de otra persona porque tengo pene y esa otra persona tiene vagina, no me convierte en una categoría de persona diferente, de igual manera que yo tengo el pelo castaño y otra persona lo puede tener moreno, o que mi estatura puede ser mucho más baja o más alta que la de otra persona, que mi cantidad de vello corporal sea mayor o menor que la de otra persona, o que mi pene puede tener una longitud diferente al de otra persona. El sexo simplemente es un invento político para clasificarnos y dominarnos, el típico divide y vencerás.
Otra realidad es que yo a la hora de elegir con quien tengo relaciones afectivas y/o sexuales escoja entre personas con más o menos vello corporal, con piel, ojos o pelo de tal o cual color, más bajas o más altas que yo, o con más o menos longitud de pene. Yo categorizo según mi propio deseo y de forma voluntaria, no impuesta por ningún profesional de la medicina, de la judicatura o de la legislación. 
SEXUALIDADES SIN COMPLEJOS 
Cuando nos hablan los psicoanalistas del complejo de Edipo, del miedo a la castración, o del tabú del incesto, dan a entender que una persona supuestamente de sexo masculino tiene deseo homosexual porque en la infancia (/pubertad/ adolescencia) estuvo enamorada o sintió deseo sexual por su figura paterna, y una persona supuestamente de sexo femenino tiene deseo homosexual porque estuvo enamorada o sintió deseo sexual por su figura materna. Y que como el incesto y la homosexualidad están prohibidos y/o son tabús culturales, cuando somos personas adultas buscamos la afectividad y el placer sexual con personas sustitutas de esas figuras. Mi conclusión es que si ya en la  infancia sentimos esos deseos es porque ya éramos queer antes de que se nos prohibiera nada, antes de sentir ningún tipo de complejo. Los complejos también los generan las sociedades y las legislaciones represoras a posteriori.
RECOMENDACIÓN
Claro que lo recomiendo. Tras tres décadas esta lectura ha sido para mí muy constructiva (y deconstructiva), me ha obligado a reflexionar, me ha descubierto a diversas escritoras y escritores y sus puntos de vista, me ha aclarado algunas posiciones, me he reafirmado en algunas convicciones, me ha provocado algunas sorpresas. Es, ya lo anuncia Butler en el prefacio, una lectura difícil, con neologismos, con disquisiciones psicofilosóficas, con muchas revueltas, con muchas propuestas y contrapropuestas, con muchas preguntas. De hecho el libro termina con una pregunta más: "¿Qué otras estrategias locales que comprometan lo "no natural" podrían conducir a la desnaturalización del género como tal?" (página 288).
Ya en el prefacio de 1999 Butler se autorrespondía con: "Si ahora tuviera que volver a escribir este libro, incluiría una discusión sobre el transgénero y la intersexualidad, sobre cómo se activa el diformismo de género ideal en ambos tipos de discursos, sobre las diferentes relaciones que estos temas establecen con la intervención quirúrgica. También incluiría una discusión sobre la sexualidad racializada y, concretamente, sobre cómo los tabúes en contra del mestizaje (y la romantización del intercambio sexual interracial) son básicos para las forma naturalizadas y desnaturalizadas que el género adopta" (páginas 31 y 32). Hay que recordar que ya en 1930 la artista danesa Lili Elbe (Vejle, Dinamarca 1882- Alemania 1931), fue la primera persona conocida en someterse a una cirugía de cambio de sexo.
Para mí, aunque cómo ya he resaltado hay algunas referencias, falta un análisis específico de la vertiente discursiva antimilitarista.

 

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