MUJERES QUE CUENTAN (Y ALGUNAS DENUNCIAN)

Como ya reseñé a principios de octubre, estuve con mi amiga María en la presentación del VII Premio de Relato de la Fundación Fomento Hispania. Nos regalaron tres libros con los relatos de ediciones anteriores. Aprovechando la larga espera el día de mi operación comencé en el hospital la lectura del primero de ellos, "Mujeres que cuentan", que, como ya reseñé, recoge los relatos ganadores y finalistas de los primeros tres certámenes del premio de relato para mujeres cumpliendo penas privativas de libertad, premio otorgado por la fundación y por la confraternidad carcelaria de España. 
Supongo que el hecho de ser un premio otorgado por la misma institución que te priva de libertad obliga a que no se la critique mucho, o al menos que no se la critique de forma excesivamente explícita. La sensación global que he tenido con esta lectura es que las escritoras hablan de sus propias experiencias, muchas de ellas abusadas, violadas y maltratadas, pero que finalmente terminan en la cárcel, mientras sus torturadores están en la calle. 
Entre las que sí lo explicitan Beatriz, que en el relato "Olvidar es más fuerte que recordar", nos habla de como fue violada por su jefe y termina denunciando que "Tras bastante tiempo de recursos, alegaciones  demás papeleos... se cumplió su venganza. Ella ingresó en prisión, sin que el Ministerio Fiscal pidiese cárcel, y la denuncia interpuesta por Cayetana se resolvió con ABSUELTO el empresario. Cayetana tuvo que pagar 8000 € y 1 año de prisión. La frase que ya su exjefe le dijo antes de entrar en prisión "No eres para mí, tampoco para nadie", cumplió su venganza. Cayetana cumple más de 6 años en un centro penitenciario más un año por la denuncia que ella interpuso y se la dieron como falsa" (página 69).
Otra que se atreve es Sonia, que en su relato "La Guerrera sin escudo", después de hablarnos del maltrato recibido: "Recordaba esa última paliza en la que Claudia no pudo más y lo denunció. Algo le dijo en su cabeza que si no lo hacía al día siguiente estaría en las noticias, una mujer muerta en manos de su pareja" (página 82). Pocas líneas más abajo nos impresiona con que "Ella no sabía que estaba reclamada y la noche que denunció al "Innombrable" ingresó en prisión" (página 82).
Aunque en estos relatos nos hablan de la injusticia que se comete con muchas de las mujeres encarcelándolas en un estado supuestamente democrático, tras denunciar que han sido maltratadas y violadas, sin embargo no he leído voces que señalen la culpabilidad, más allá del destino, el azar, o la mala suerte. Se siguen autoculpabilizando cuando la culpa es de las instituciones machistas y militaristas: la policía, la judicatura, el poder legislativo y desde luego la institución carcelaria.
He leído una frase que me ha dejado noqueado. En el relato de Fabiola, "Carretera de Ayura", nos habla del "educador" que "Ahora nos viene con la noticia de que tenemos que participar en un taller de escritura, "Mujeres que cuentan" (página 105). O sea, resulta, que me expliquen, ¿la participación en este certamen ha sido obligatoria?. 
Como antimilitarista, aunque afortunadamente no ingresé en prisión, conozco de primera mano las experiencias de los insumisos presos. Los supuestos "educadores" que pretendían que entráramos en razón e hiciéramos la mili, los supuestos médicos que cuando les llamaban iban a la media hora y sin ningún instrumental y dejaban morir a los presos. En fin, que lo ya en su momento denunciamos: las cárceles son centros de exterminio. Y las de mujeres son además el cultivo del machismo criminal institucional, que cada vez se cobra más vidas.
Al margen de mi crítica a la institución y a su certamen, debo reconocer que hay algunos relatos muy poéticos como el de Melania titulado "I'm aspie" (página 33), con una bella referencia al mundo asperger, o el de Vanessa Yanet dedicado "A los queridos abuelos" (página 109). Y alguno muy punki como el de Pilar "La buena educación" (página 35).
Hay otro relato que me ha hecho reflexionar sobre que quien goza cazando/ asesinando a otros seres sintientes, no tiene ningún reparo en asesinar también a personas a quienes consideran de su propiedad, me refiero al relato de María Jesús, "A veces el amor mata"  donde se explaya: "Él entró en cólera y poseía armas en casa, pues le gustaba la caza y la practicaba mucho. Se dirigió al cuarto y cogió una pistola, salió detrás de ellas. Cuando estaba a un metro de ellas disparó a su esposa, ella cayó al suelo" (página 64). Militarismo, especismo y machismo provienen de la misma raíz. Y no hablamos de EEUU.
Por otro lado he descubierto algunas erratas, alguna muy interesante por lo del "error fantástico" descrito por Gianni Rodari, que podría dar pie a un nuevo texto a partir de la errata. Me refiero al relato  de Susana María, "Mi vida ahora", donde encuentro: "y allí estaba la LUNA. Mirándola pienso que esa gran bola gigante, redonda, nos dice mucho solo con dejarse ver... A veces se oculta y solo aparece una especie de "gajo" lleno de luz. No se ve más pero a lo largo de las noches va graduándose y aparecen nuevas frases" (página 60). ¿No da para un nuevo relato o poema con esas "nuevas frases" de la luna?.
En otro relato, el de Margarita, "Risas y lágrimas con azúcar" hay varias erratas, en un primer momento se llama al padre Juan, pero unas líneas más abajo lo llama Antonio. Y me ha recordado tristemente a mi fallecido hermano Juan Antonio. Hay otros errores (o tal vez no lo son) en el texto, pero sobre todo me ha sorprendido el de nombrar al rey Alfonso XIII, quiero creer que como una repulsa instintiva a nombrar al dictador Franco, o como una velada identificación entre monarquía y dictadura. "Vivían en un lujoso piso situado en la calle Zarzuela donde se reunían con compatriotas de Tom que competían en carreras y sus mujeres en elegancia, donde pudo ver en algunas ocasiones a Alfonso XIII en el palco real y donde se respiraba un ambiente hostil en algunos círculos por el inminente nombramiento de Serrano Suñer como ministro de asuntos exteriores" (página 101).
Como ahora voy a tener mucho tiempo libre seguiré leyendo los otros dos libros de relatos que nos regalaron. Pero ya aviso de que mis críticas son muy duras, especialmente contra los organizadores.




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