NOCHEVIEJA 2023

LA CENA
Desde hace unos años suelo tomar las uvas en el teatro. En este caso el espectáculo comenzaba a las 21:00 por lo que no tuve tiempo de ir a cenar a ningún restaurante ya que la mayoría abrían a las 20:30. El año pasado el espectáculo comenzaba a las 22:00 y pude cenar en el restaurante “El Buda Feliz 1974”, pero en esta ocasión he cenado en casa. Lo que por un lado tiene el inconveniente de estar muy solo, y por otro lado la ventaja de hacerme un menú especial a mi gusto. De primero una crema de avena con dátiles, que debo reconocer que no me quedó tan bien como otras veces que la he hecho, porque me excedí con la harina, pero que sabía muy bien y me la comí toda. Y de segundo una versión particular del “Solterito con quinoa” que comí en Cuzco, pero vegano, sin queso, y con otros ingredientes que me encantan y no suelo comer a menudo, como puerro, nabo o apio. Y con una salsa vegana que hice con yogurt de soja. Todo regado con el primer vino que probé tras muchos años de abstinencia, el Glorioso.
LA LGTBIQFOBIA INSTITUCIONAL
En el último consejo del año de Comisiones Obreras aprobamos una resolución contra los recortes en derechos LGTBIQ que la Comunidad de Madrid está poniendo en práctica en consonancia con la ideología de la ultraderecha antidemocrática, y que incluye eliminar los protocolos contra el acoso en los colegios y los contenidos educativos que muestren la diversidad. Por otro lado el gobierno central, supuestamente más progresista, ha nombrado como ministra de “desigualdad” a una persona que niega los derechos y la propia existencia de las personas trans. En este contexto me he comprado una falda con la intención de llevarla puesta al colegio cuando nos anuncien medidas contra el colectivo. ¡Y qué menos que estrenarla en Nochevieja! Aunque de hecho ya la había preestrenado en los perfiles de mis redes sociales.
NEFASTA ORGANIZACIÓN
Antes de pasar a hablar de la obra, voy a criticar la nefasta organización del Teatro EDP Gran Vía. Como digo llevo varios años tomando las uvas en diferentes teatros, y éste ha sido el peor organizado. Habían colocado las bolsas con los cotillones en los asientos, pero solo en algunos. Afortunadamente sí había en los nuestros, he vuelto a ir con mi amiga María, pero el resto de la fila a mi izquierda no tenían, y tampoco en muchos de los asientos de todo el teatro. Cuando entraron las personas que iban a ocuparlos tuvieron que salir a pedirlas y les dieron, pero cuando anunciaron que iban a dar las campanadas y que fuéramos sacando el cava, gritaron “No tenemos”, porque en muchas bolsas no lo habían incluido, el presentador tuvo que responder “Pues entonces suspendemos el acto”. No lo suspendieron, pero muchas personas se quedaron sin cava. Nosotros teníamos en una bolsa pero no en la otra, por lo que lo compartimos. También he de decir que estaba muy caliente y muy amargo, no me gustó.
Por otro lado, al empezar el espectáculo una hora antes, la obra terminó también más pronto y tras las campanadas y un poco de baile festivo empezaron a echarnos. Si el año pasado estábamos saliendo sobre las 2 del Teatro Rialto, este año a la 12 y media estábamos en la calle, precisamente nos topamos con toda la marabunta que venía de la Puerta de Sol. Entiendo que esto es positivo para el elenco artístico y para el personal del teatro que aún tuvo que limpiar (y mucho) antes de irse a casa, pero para el público se quedó un poco escaso.
LA OBRA
LA ESCENOGRAFÍA
Habré visto algunos planos de la película de Garry Marshall en televisión, recordaba vagamente algunas escenas. En general no me gustan los musicales y menos los musicales que son adaptaciones de películas, se tiende a comprimir el argumento y con la música y las coreografías se pierden a menudo las emociones expresadas en contextos dramáticos. Aún así lo mejor de los musicales son precisamente las coreografías.
Otra razón por la que no me suelen gustar los musicales es por la dificultad de representar en teatro los exteriores del cine. En este caso, la escenografía representa el gran hotel, que con algunos cambios de atrezzo se puede convertir en restaurante o grandes almacenes, incluso en el bloque donde viven las protagonistas. Pero el espacio de las escenas que transcurren en el suburbio donde ejercen la prostitución se limita a la introducción de un banco. Y aunque todo el público comprendamos que cuando las protagonistas hablan de “esta estrella”, “vete hasta Ronald Reagan”, se refieren al paseo de la fama en el Hollywood Boulevard, la verdad es que de entrada habrá quien se desconcierte con esta conversación, porque no vemos ninguna estrella en el escenario.
LA INTERPRETACIÓN
Lo que más me gustó de la obra es que, al contrario de lo que suele ocurrir con la mayoría de las y los cantantes actuales, a los del escenario se les entendía perfectamente todas las letras de las canciones. Buenas voces entre las que hay que destacar a la amiga de la protagonista, protagonizado por Erika Bleda que es con mucho la voz más enérgica, y ha recibido diversos premios, como Mejor Voz Femenina en el festival de teatro musical de Zafra. Y por supuesto destaca también la soprano Sara Navacerrada que hace el papel de mendiga y a su vez interpreta algunos fragmentos de La Traviata. De las voces masculinas no hay ninguna que sobresalga, pero lo mejor, repito, es la nitidez con que vocalizan, especialmente el protagonista interpretado por Roger Berruezo. Y desde el punto de vista meramente teatral hay que destacar al hombre de las mil caras, Rubén Yuste, quien interpreta a varios personajes en la obra. En cualquier caso lo mejor del musical son las coreografías, a destacar como incluso las canciones de La Traviata se acompañan de coreografías muy contemporáneas.
EL ARGUMENTO
En cuanto al argumento, se ha escrito y hablado ya mucho sobre cómo claramente blanquea el mundo de la prostitución. Cuando salen a la luz las redes de jóvenes inmigrantes esclavizadas, cuando podemos ver las condiciones en las que se ejerce en sitios como la Casa de Campo, o, quizás ya menos, pero cuando llegué a Madrid veía a las jóvenes enganchadas a la heroína tambaleándose por la Gran Vía, es difícil creernos eso que dice la amiga de la protagonista de que “nosotras elegimos con quién, qué, dónde y por cuánto”. Desde luego muy, pero que muy pocas pueden ganar 3000 dólares por semana. En EEUU, donde transcurre la historia, ni siquiera hay coberturas generales para el conjunto de la ciudadanía, mucho menos para colectivos desfavorecidos, de sanidad o pensiones de jubilación. No sé en la película, porque ya digo que no la he visto completa, pero en el musical al menos algunas de las canciones, sobre todo las de la protagonista, interpretada por Cristina Llorente, reivindican buscar una salida para abandonar ese mundo. Aunque las alternativas que proponen no son precisamente la panacea, la protagonista sueña con casarse con un multimillonario que le saque la prostitución, y su amiga sueña con hacerse policía. Que personas que durante siglos han sufrido persecuciones, redadas, encarcelamientos, vejaciones, extorsiones, malos tratos, racismo… por parte de los cuerpos policiales, sueñe con hacerse policía, pues qué queréis que os diga, casi que mejor casarse con un multimillonario.
En general lo pasamos bien, hicimos un poco el ganso en el (corto) fin de fiesta final y nos hicimos muchas fotos para lucir mi falda reivindicativa.

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