EL CONSENTIMIENTO

El sábado 20 de abril fui con mi amiga María a los cines Ideal, para ver esta película dirigida por Vanessa Filho, con guion de la directora y de la escritora del libro autobiográfico en el que está basada, Vanessa Springora. Y protagonizada por Kim Higelin quien con 23 años (nació en el 2000) interpreta a una niña de 13-18 y Jean-Paul Rouve, de 56 años (nació en 1967). 
La película es una denuncia de cómo la sociedad cultural "progre" de los años 80 toleraba la pederastia heterosexual (con la homosexual siempre ha habido más control familiar, social, legislativo y policial). La escritora y guionista narra su experiencia siendo una menor de 13 años con un hombre de 50. El tema de los prejuicios edadistas siempre aparece en casos de pederastia, evidentemente el "problema" no es que una menor se enamore de una persona adulta, algo que nos ha pasado a muchas y es normal en el desarrollo de la adolescencia y la propia identidad, sino que esa persona adulta sea una depredadora sexual. Me contó mi amiga, quien había leído previamente el libro, que el verdadero hombre al que se denuncia tenía un aspecto mucho más juvenil y atractivo de lo que representa el actor, por lo que parece que  se pretende generar más repulsión, sin embargo tal vez desvirtúa la comprensión de la atracción real que sentía la menor por él. Por cierto que el actor, con pelo y barba, es mucho más atractivo y menos siniestro de lo que representa en la película todo afeitado.
Se trata de un escritor que seduce a la menor por su supuesto "aura" de intelectual, aunque según avanza la cinta descubrimos que ese aura está basado en la publicación de una serie de libros y en apariciones y entrevistas en televisiones y medios públicos,  en los que sin tapujos describe y se jacta de sus relaciones pederastas con menores, su turismo sexual con menores en países empobrecidos, incluso su desprecio a las mujeres cuando se hacen adultas y rechazan esa relación depredadora y de sumisión. En realidad un aura generado por una sociedad cómplice, que no solo tolera y acepta sino que incluso culpabiliza a las víctimas. Una de las frases más desagradables de la película es "¡Cómo si esas niñas no supieran lo que estaban haciendo!".
Y no, a los 13 años no sabemos lo que hacemos, por propia experiencia puedo decir que a esa edad empezamos a sentir deseo sexual, en mi caso también por personas adultas, pero no sabemos como gestionarlo, no tenemos herramientas para controlarlo y encauzarlo, y, sobre todo, no entendemos en absoluto la relación entre amor y sexo, otra de las frases de la película es "En el amor todo vale". Pues no, no todo vale cuando aun no tenemos conciencia de los cambios que se están produciendo en nuestro cuerpo y no hemos aprendido a controlar nuestra emociones y nuestros sentimientos. Y la razón de fondo es que no hemos tenido una buena educación sexual, desde luego en mi infancia no tuvimos ningún tipo de educación sexual. En los ochenta empezó, en España, a trabajarse en los centros educativos, pero tengo la impresión de que no se ha avanzado mucho en este aspecto.
La película denuncia en general a la sociedad, pero en particular a determinados estamentos que deberían velar por la seguridad de la infancia, concretamente la familia, la sanidad y los servicios de protección de la infancia. La madre es quien presenta a la hija al depredador sexual y durante años, sabiendo que lo es, consiente la relación invitándole a cenar como si de una pareja paritaria se tratase. Y no, no es paritaria una relación entre una menor y un adulto que como la propia madre dice "todo el mundo sabe que es un pederasta". Llega a decir que el padre de quien está separada está de acuerdo con ella en impedir esa relación, pero al final no hacen nada, sino que por el contrario, como digo, le invita a cenar, dándole la vuelta al cuento de la ovejita que fue a cenar a casa del lobo, en este caso es el lobo el que es invitado a cenar a casa de la ovejita. 
Y lo del médico me pareció de lo más escabroso de la película, ¡hacer una operación para que la menor pudiera tener relaciones sexuales sin dolor!, y sin el conocimiento, al menos no lo vemos en la película, de la familia. Aparte del comentario que hace el médico al observar los genitales de la menor. 
Y sobre lo de los "servicios sociales de protección de menores", sin comentarios, es casi un chiste publicitario.
El título hace referencia a que las legislaciones se basan en la edad de consentimiento. En esos años 80 los colectivos LGTBIQ nos manifestábamos para que esa edad fuera igualitaria, porque, y hablo de España, la edad de consentimiento para relaciones homosexuales era mayor que la de consentimiento para relaciones heterosexuales. En España ya es igualitaria, pero aún hay muchos países donde las relaciones homosexuales son ilegales incluso entre personas adultas. Como dije al principio la cuestión no es si una persona menor tiene relaciones con una persona mayor, sino si esa persona es una depredadora sexual, si está utilizando su "aura" cultural, político, familiar, o religioso, como una forma de abuso de poder para confundir los sentimientos de la persona menor y obligarle a realizar actos para los que no está física ni mentalmente preparada, con la excusa de que en el amor todo vale y con intervenciones quirúrgicas si hace falta. 
Por esto considero que en las legislaciones deberían de desaparecer esas edades de supuesto consentimiento y hacer más hincapié en la paridad de las relaciones, sin basarse en el edadismo sino en las relaciones abusivas de poder. Este es un asunto que lleva décadas debatiéndose y que continuará.

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