LA HERENCIA EN TEATROS LUCHANA

El sábado 13 de abril estuve con unas amistades en los Teatros Luchana para ver esta interesante obra de David Barreiro, que obtuvo el Premio Nacional de Teatro Ciudad de Castellón 2018 y fue seleccionada en Cimientos 2019 por el IATI THeatre de Nueva York (Instituto Arte Teatral Internacional). La obra está dirigida por Pepe Ocio y protagonizada por Fernando Coronado, Jorge Pobes, Isabel Torrevejano y José Carretero. Se trata de las reacciones de tres personas hermanas ante una herencia que les llega de improviso. La obra pone de manifiesto algunos aspectos de las sociedades occidentales, como el abandono de las personas mayores; la incomunicación intrafamiliar, reforzada por la movilidad que nos distancia por motivos laborales, políticos, sociales o identitarios. Resulta paradójico que en una sociedad aparentemente tan conectada con el uso de móviles y redes sociales, la obra nos recuerda que deberíamos hablar más a menudo con personas de nuestra familia, que en última instancia son quienes a menudo más pueden ayudarnos en caso de dificultades económicas o emocionales. Por otro lado me ha gustado mucho el "efecto matrioska". Una figura artística en la que, por ejemplo, un cuadro de una escena contiene otro cuadro de fondo (Las hilanderas), o en una película los protagonistas entran en una sala de cine y se muestra parte del metraje de otra película (Cinema Paradiso), y en este caso una obra de teatro en la que se representa una farsa dentro del argumento dramático. Curiosamente al comentar las actuaciones con mis amistades, a cada persona nos emocionó más una diferente, por lo que hay que concluir que todas son muy buenas. Personalmente me gustó más la actuación del actor que representa al hermano menor (¿tendrá algo que ver que yo también soy el hermano menor de mi familia?). Sensible, sufridor, contenido, conformista, amante del teatro...y tan desconfiado como el resto del elenco. Creo que en muchos aspectos me siento representado. La recomiendo porque es un texto inteligente, que nos hace reflexionar sobre cómo somos, cómo nos comportamos, cómo nos inhibimos, como nos relacionamos, incluso cómo nos ocultamos. 
Y al salir, como ya se está haciendo costumbre, cenamos en La Favorita, donde de nuevo camareras y camareros nos obsequian con un espléndido recital de ópera con acompañamiento de una magnífica pianista.

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