HORA DE ESPAÑA VII

Aprovechando esta última semana de vacaciones en Madrid antes del inicio del curso escolar he emprendido la lectura de la séptima entrega de la revista "Hora de España", editada en Valencia en julio de 1937.
Se inicia este número con el anuncio del "II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura" que iba a tener lugar, en Madrid, Valencia y Barcelona, en ese mes de julio. Destaco del anuncio una frase que pone de manifiesto que desde el mundo de la cultura aquella guerra no fue nunca un conflico civil, sino la primera ocupación nazifascista de la II Guerra Mundial: 
"solo queremos saludar a los escritores de todo el mundo que llegan a nuestro suelo pisoteado y herido por la barbarie del fascismo internacional" (Página 6)
Y un párrafo que ahonda en el sentido mundial del conflicto:
"Y decir, a los que aún lo ignoran, que esta fe en la justicia y hondura de nuestra causa, esta certidumbre que tenemos todos los españoles, que tiene todo el verdadero pueblo español, de que al luchar por su propia libertad lucha también por la libertad del hombre, por la libertad del pensamiento, por la libertad del mundo entero, es para nosotros el mayor acicate en la pelea y la base en que fundamentamos nuestra gran esperanza en la victoria" (Ibidem)
Tras este anuncio, y como en los números anteriores, se publican unos textos de Antonio Machado con el título: "Habla Juan de Mairena a sus alumnos", en el que hace una reflexión muy crítica contra las organizaciones pacifistas que termina con una pregunta para la reflexión: 
"Sin que germine, o se restaure, una forma de conciencia religiosa de sentido amoroso; sin una metafísica de la paz, como la intentada por mi maestro, que nos lleve a una total idea del mundo esencialmente armónica, y en la cual los supremos valores se revelen en la contemplación, y de ningún modo sean un producto de actividades cinéticas; sin una ciencia positiva que no acepte como verdad averiguada la virtud del asesinato para el mejoramiento de la especie humana, ¿creéis que hay motivo alguno que nos obligue a ser pacifistas?" (Página 11). Estoy de acuerdo con Machado en cuanto a la renuncia a la violencia, pero en desacuerdo en cuanto a sustituirla por la mera contemplación, yo sí abogo por la acción, por las "actividades cinéticas".
Continúa la revista con una "Carta a José Bergamín sobre Anarquía y Cristianismo", escrita por Rosa Chacel como respuesta a un ensayo publicado por Bergamín en la revista francesa Esprit. Chacel defiende como revolucionaria su fe cristiana, incluso contraponiéndola a la fe pagana y la fe budista; y a la vez defiende el concepto de Anarquía. Destaco el último párrafo:
"Anarquía no es desorden ni resentimiento. No es desorden, porque orden -ya lo dije en otra ocasión- es un concepto meramente ordinal, anárquico. No hay nada más anárquico que el edificio de los números en el que entre la pesadumbre de su extensión inconcebible, la unidad es siempre real y absolutamente una. Y no es resentimiento porque es, en su comienzo, justicia: esa palabra prediluvial. Y, al final, después del diluvio de sangre, es amor. Amor de nada abstracto. Amor del que nace en la sangre ante la sangre" (Página 26)
Arturo Serrano Plaja publica un extenso ensayo titulado: "A diestra y siniestra (los intelectuales y la guerra)" donde pretende echar por tierra todas las reflexiones del artículo de Rosa Chacel, calificando el anarquismo de indolente e individualista y denostándolo como defecto y como "aquella parte de nuestro pasado que nos estorba". Evidentemente estoy más de acuerdo con Chacel que con Plaja.
Cuatro páginas de bellísimo, poético e intimista homenaje a Federico García Lorca escritas por Vicente Alexandre,  que debería transcribir completas, pero de las que solo voy a transmitiros el último párrafo:
"Recordaré siempre la lectura que me hizo, tiempo antes de partir para Granada, de su última obra lírica, que no tenía terminada. Me leía sus Sonetos del amor oscuro, prodigio de pasión, de entusiasmo, de felicidad, de tormento, puro y ardiente monumento al amor en que la primera materia es ya la carne, el corazón, el alma del poeta en trance de destrucción. Sorprendido yo mismo, no pude menos que quedarme mirándole y exclamar: <Federico, qué corazón: cuánto ha tenido que amar, cuánto que sufrir> Me miró y me sonrió como un niño. Al hablar así, no era yo probablemente el que hablaba. Si esa obra no se ha perdido, si para honor de la poesía española y deleite de las generaciones hasta la consumación de la lengua, se conservan en alguna parte los originales, cuántos habrá que sepan, que aprendan y conozcan la capacidad extraordinaria, la hondura y la calidad sin par del corazón de su poeta" (Página 45)
Tras este magnífico poema en prosa, otros tres poemas en verso. "Pasionaria" de Vicente Huidobro,  que hace dudar de si es un homenaje a Dolores Ibárruri: "Mujer con la garganta llena de paisajes doloridos" (Página 48) o un homenaje directamente a España: "Tierra nuestra tierra España Pasionaria" (Página 47). Incluso una personificación de España: "España en carne y nido y árbol" (Página 48). Me gustan las metáforas, personificaciones e imágenes poéticas, pero no me gusta la ausencia de signos de puntuación y el inicio en mayúsculas de cada verso, que dificultan la lectura y comprensión del poema. 
"Estancia en la muerte. Con Federico García Lorca", de Emilio Prados. Transcribo algunas estrofas:
"Mira, mira la rosa
junto a la impura guerra
levantar defendiendo
su efímera persona" (Página 50)
"Bajo su piel violenta que hoy la guerra domina
o el silencioso límite redondo de una lágrima,
la palabra construye la rosa de tus glorias,
sin conocer apenas el color de tu mano" (Página 51)
Y "Palabras en el fuego", de Lorenzo Varela.
En la sección "Testimonios", María Zambrano nos habla de los "Españoles fuera de España", en referencia a un grupo de españoles huidos del fuerte Villa Cisneros, en el Sáhara Occidental, ahora ocupado por Marruecos, donde estaban apresados y esclavizados; que llegaron en barco a Dakar.
En la sección más ideologizada, "Comentario político", Corpus Barga firma "La dimisión de las democracias", denuncia fundada contra la falta de apoyo de los gobiernos francés e inglés a la República española. Y Lorenzo Varela firma "Bilbao", sobre la ocupación de Bilbao por parte de las tropas de Hitler y Mussolini. 
En la sección "Notas", Antonio Sánchez Barbudo, escribe "La adhesión de los intelectuales a la causa popular", en el que critica a Guillermo de Torre, quien habría escrito que "En el fondo comunistoides y fascistizantes de toda laya se dan la mano y se reconocen como hermanos gemelos en el común propósito de aniquilar o rebajar la libre expresión literaria y artística, queriendo reducirla a mera propaganda" (Página 73). Curiosamente el mismo Barbudo reconoce en la misma página que: "Si por las inmediatas exigencias de la época de guerra, si por la incapacidad de los elementos dirigentes, o por cualquier otra dificultad, por la misma detección de los intelectuales, por ejemplo, la política cultural del comunismo, en su afán exclusivo de propaganda, se asemejase a la incapacidad de los fascistas para facilitar el desarrollo de la cultura, esta semejanza sería sólo en la superficie, algo pasajero, pero nunca afectaría al fondo de lo que el comunismo significa" (Ibidem). Más adelante declara que: "Con el realismo socialista en arte estamos nosotros si entendemos la realidad no como fría apariencia, no como muerte, sino como viva fuente de apariencias y sugestiones" (Página 74). Y la afirmación más sorprendente del artículo: "El surrealismo, el más importante quizá entre todos ellos, (movimientos culturales) y el último también, tenía un desemboque natural en el comunismo" (Página 75). Recordemos que quienes mantuvieron el surrealismo internacional siempre denostaron ese realismo socialista. 
Ramón Gaya nos habla del segundo número de la revista "Madrid, Cuadernos de la Casa de la Cultura". 
Para terminar, como separata rosa, (aunque no separada pero postcréditos) dos poemas épicos en catalán. "Oda a Barcelona", de Pere Quart, solo una estrofa:
"Cantes encara
i et pentines un xich am les estelles 
y (sic) maquilles tes nafres en el caliu de polvora 
pero fills teus et deserten 
els que aviciares i estimares massa 
enguantats clenxinats 
patriotes ha ha 
no et reconoixen sense el teu posat 
de monja llamenca. Et maleeixen 
quant ja no ets polida 
injusta abstreta 
en el joc brut de riquesa 
dels favorits i les bagasses" (Página 84)
(Cantas aún y peinas a un niño con las astillas y maquillas tus llagas en el rescoldo de la polvora,  pero tus hijos desertan,  los que abonaras y amaras, demasiado enguantados, burgueses patriotas, ja ja,  no te reconocen sin tu ademán de monja engolada. Te maldicen cuánto que ya no eres pulida, injusta, ensimismada en el juego sucio de la riqueza, del favoritismo y la vaguería).
Y "Oda a la Patria", de C. A. Jordania:
"La pau harmoniosa, 
que rebla rica i plena 
el xilofon dels martells de combat, 
l'encís meravellant, 
flairós de roba neta, 
estergeix al mirall 
per on llisca la força del treball" (Página 91)
(La paz armoniosa, que remacha rica y plena el xilofón de los martillos de combate, el hechizo maravillante, olor de ropa limpia, azogue del espejo por donde se desliza la fuerza del trabajo)
Ambas versiones en castellano son mías,  algunas palabras no tenian traducción directa y las he versionado libremente atendiendo al contexto.
Como todos los números de esta revista tengo que destacar que tanto sus artículos en prosa como sus poemas me incitan a la reflexión sobre mis propia Conciencia y mis valores humanistas, sobre mi forma de ver, comprender y valorar aquel conflicto armado y el posicionamiento de la intelectualidad, el arte y la literatura. Una lectura siempre edificante y constructiva. 


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