PALABRAS DE LLUVIA. SINCRETISMO, DESAMORES Y MUCHA POESÍA
He conocido a Cristina porque hace unos años grabó en mi casa medieval de Úbeda algunas escenas del documental "Lo visible y lo invisible. La Sinagoga del Agua", que trata sobre la cultura y la vida de la comunidad judía en Úbeda en el medioevo, haciendo especial hincapié en el papel de la mujeres. Precisamente ahora se va a proyectar en Madrid, el 21 de septiembre a las 19:00 h, en La Casa del Reloj (Legazpi).
El domingo pasado vino a mi casa y me regaló esta novela de su autoría. "Palabras de lluvia" (Eirene Editorial). A lo largo de la semana lo he ido degustando.
La novela tiene como hilo conductor a Teo, una mujer indígena peruana que por la enfermedad de su marido se ve abocada a viajar a España, deja en Perú una serie de recuerdos familiares y culturales que se van desgranando a lo largo del libro, así como a su primer amor.
Lo que más me ha emocionado de la lectura ha sido volver a rememorar los lugares de Perú que estuve visitando en julio de 2018. Ciudades, plazas, monumentos, conventos, volcanes, mitos, gastronomía que me cautivaron en su momento y que me han vuelto a encandilar ahora. Aunque debo decir que lo que más me interesó de aquel viaje fueron las culturas preincaicas, Mochicas, Chimús, Lambayeque... Solo empezar a leer y ver en la primera página la palabra "Arequipa" ya me supuso un acicate para no dejar la lectura hasta el final. Y he ido encontrando referencias a Chivay, Puno,Titicaca, Lima, lugares y ciudades que visité, disfruté paseando por sus calles tranquilas, haciendo fotos, descubriendo versos escritos en sus paredes, comiendo en sus restaurantes. Incluidos los chifas, restaurantes chinos, donde aunque allí decían que era una mezcla de comida china con gastronomía tradicional peruana, en realidad yo encontré prácticamente los mismos platos de los restaurantes chinos de España y de otros países europeos. Siempre que viajo suelo comer en chinos porque cuando me hice vegetariano, eran los únicos restaurantes donde no solo entendían el concepto de vegetarianismo sino que incluso me preguntaban si tomaba huevos y lácteos. En España todavía hay restaurantes de comida española donde sirven sandwiches "vegetales" con atún, parrilladas de "verduras" con beicon o donde las únicas opciones sin animales son la tabla de quesos y los huevos con patatas. En fin.
El libro está plagado de sincretismo entre los rituales ancestrales relacionados con dioses, diablos y otros seres mitológicos peruanos y después asturianos, y rituales católicos tanto peruanos como españoles. Lo que a su vez me ha recordado mucho el viaje que hice a Cuba en el año 2000, donde está tan presente la religión Yorubá y sus Orisha representados por santos y vírgenes católicas, especialmente en Matanzas.
Se hace un largo recorrido histórico desde los inicios del siglo XIX cuando vivía la abuela de la protagonista hasta su fallecimiento en el siglo XX, no queda claro el año, pero por los datos previos presumo que en los años 60. No estoy muy de acuerdo con el planteamiento que se hace del golpe de Estado y posterior conflicto armado contra los avances sociales, culturales, pedagógicos y laborales alcanzados durante los años de la II República, pero entiendo que el planteamiento se hace desde una madre que ha perdido a dos hijos en el conflicto y en cualquier caso también entiendo que no era tesis de esta novela. Por otro lado se relatan algunos hechos históricos como el de los mineros de Mieres (precisamente creo que es la última fecha que aparece en el libro: 1942). Y se nombran a personajes históricos como el cauchero Isaías Fermín Fitzcarrald que atravesó el itsmo que separaba la cuenca del Purús del Ucayali con una lancha de vapor, en 1894. Y Sergei Brukhonenko, científico cuyas investigaciones sirvieron para el desarrollo de procedimientos a corazón abierto. Por cierto que se narra que con su máquina "autojector" mantuvo con vida durante más de dos horas la cabeza amputada de un perro, no sé si será cierto o una figura literaria más, pero me ha recordado a mi abuela arrancándole la cabeza a una gallina y el cuerpo caminando durante no sé cuanto tiempo, una de las experiencias de mi infancia por las que actualmente soy animalista y vegano.
El recorrido biográfico de la protagonista de la novela nos la revela como una mujer muy avanzada para su época, con mucho temperamento, resolutiva, lo que se dice "una mujer de armas tomar ", literalmente. Pero a la vez muy arraigada a las tradiciones y reacia a los avances del progreso como su rechazo a la máquina de coser o su preferencia de remedios naturales frente a las medicinas. El melodrama de su continuo desencuentro amoroso con el otro gran protagonista, Saulo, terminan por hacerla un poco antipática. Saulo se presenta como el verdadero generador de la novela, el propio título hace referencia a las cartas en las que el poeta vierte esas palabras que se describen como "palabras sencillas que llegan despacio, como la lluvia, gota a gota, en un asedio constante al corazón". De hecho toda la novela está escrita como un largo poema en prosa donde se mezclan las realidades y los deseos, los recuerdos imaginados con las experiencias vitales, los sentimientos reprimidos y los desdenes, las rabias y las invocaciones, los desafíos y las resistencias. Y los miedos individuales y culturales y su forma de abordarlos, especialmente la manera de afrontar la muerte.
Creo que es una novela que que quizá nos guste más a quienes precisamente preferimos la lectura de poesía a la novela.
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