LA LOBA

El viernes 25 de octubre estuve con Hilario en el Teatro Fernán Gómez, sala Jardiel Poncela, viendo y sorprendiéndome con esta obra basada en la biografía de Bette Davis, escrita y dirigida por Juan Mairena e interpretada por Mélida Molina en el papel de Bette Davis. En el díptico de sala aparecen los nombres de dos actores que se turnarán en el papel del periodista: Carlos Troya y Jorge Varandela, ignoro quien de los dos estuvo en el escenario.
Pero las dos interpretaciones fueron magníficas, nos enganchaban y reengachaban continuamente al público con los exquisitos, encantadores, a veces íntimos y algunos tristes datos biográficos de esta mujer trabajadora, luchadora y reivindicadora. 
La obra nos desnuda a la mujer más allá de la actriz famosa de la gran pantalla, con sus deseos, su vitalidad, sus aspiraciones no siempre satisfechas, sus decepciones, sus amores y desamores, sus momentos de crisis y sus autosuperaciones. Pero también, claro, nos desgrana toda su inolvidable contribución a la historia del cine, sus películas, sus éxitos, también algunos fracasos, los directores con quienes trabajó. Especialmente Billy Wilder. 
La puesta en escena contribuye al encanto, la sorpresa y el buen humor con algún número musical y proyecciones de algunas memorables escenas de las películas que protagonizó. 
Y aunque el papel del periodista es más ficticio y secundario, también es interesante por lo que tiene de denuncia. Un escritor, con guiones de cine, con muchos conocimientos cinematográficos, mucho bagaje, muchas ilusiones, pero que termina trabajando en la sección de anuncios por palabras de un periódico. Aunque que no pierde la esperanza de poder llegar a estrenar algún día uno de sus guiones protagonizado por estrellas de Hollywood. 
La sala, aunque parece pequeña debe tener un aforo de unas 170 personas, pero distribuidas en tres gradas en torno a la escenografía, en un espacio que resulta muy íntimo, cercano, sin escenario elevado lo que hace muy directa la interacción con el público en una representación narrativa sin cuarta pared. 
Tengo que volver a ver las deliciosas películas de Bette Davis, a ver si en la Filmoteca programan un ciclo. 
Disfrutamos mucho y aplaudí en pié con bravos incluidos. 
Por cierto que antes de la obra vimos la exposición de fotografía de Gérard-Philippe Mabillard, en los pasillos del Centro Cultural, que también nos gustó mucho, son retratos de personalidades del mundo de la cultura. Algunas fotos muy divertidas y casi surrealistas.






 

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