LAS CHICAS DE LA ESTACIÓN (DÍA DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES)
El próximo lunes, 25 de noviembre se celebra el Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. En este marco Hilario y yo asistimos el viernes 22 al estreno de la que considero la película más comprometida que se ha estrenado este año. Dirigida y con guion de Juana Macías quien en 1999 obtuvo el Premio Goya al mejor cortometraje de ficción por su obra "Siete cafés por semana", y en 2010 fue nominada al Premio Goya a la mejor dirección novel por su película "Planes para mañana".
Ya en abril habíamos ido a ver "El consentimiento", dirigida por Vanessa Filho, sobre el tema de la pederastia en la Francia de los años 80. Y más recientemente en septiembre estuvimos viendo "Soy Nevenka", de Iciar Bollaín, sobre el acoso sexual a mujeres adultas. Pero esta es la primera vez que vemos una denuncia expresa contra los abusos sexuales a menores en España. Y al parecer es, en palabras de la directora "una realidad a la que nadie quiere mirar". Habitualmente tanto en las noticias como en la literatura se ha denunciado abusos a menores en otros países, se ha hablado mucho de turismo sexual con menores en países orientales. También recientemente vimos la ópera "Madame Butterfly" que trata sobre este tipo de turismo. Pero desde luego estremece descubrir que esto está pasando aquí, en nuestras fronteras, en un país supuestamente democrático y con legislaciones supuestamente garantistas.
Está basada en una noticia que apareció en la prensa en 2019 sobre una menor tutelada que había sido violada en Nochebuena por un grupo de chicos de Palma. A partir de ahí la directora empezó a investigar cómo era la vida de la infancia en los centros tutelados.
El primer comentario que me hizo mi pareja al salir del cine fue que en esta película no hay un final feliz. En los créditos finales se incluyen unos textos que denuncian que desde entonces hay muchos casos más denunciados, pero ninguno hasta la fecha condenados, algunos sobreseídos.
He de reconocer que aunque la película pone el foco en los abusos a las niñas del centro, yo me quedé paralizado con el caso del niño. Me ha traído a la memoria que cuando llegué a Madrid, con unos veinticinco años un compañero del trabajo de venta callejera me indicó que en su barrio estaba el cine Condado (cerró en 1991) donde había ligue homosexual, estuve durante un tiempo asistiendo y teniendo relaciones en los asientos del final del cine. Pero un día se me sentó al lado un niño, no parecía tener más de 9 o 10 años, y me propuso que me hacía una felación a cambio de dinero, me levanté horrorizado. Como comenté al hacer la reseña de "El consentimiento" no es un problema de edadismo, es normal que una persona menor se enamore de una adulta, a mí me pasaba de niño aunque no lo comprendí en su momento, sino de que un niño se acercase a un desconocido a ofrecer sexo por dinero. Nunca he entendido el sexo por dinero entre personas adultas, pero es que cuando están implicadas menores me resulta del todo moralmente insoportable. Cuando una persona menor hace eso es porque ha descubierto que hay personas adultas dispuestas a ello. Y esto implica que la sociedad está fallando. Fallando en la garantía de los derechos de la infancia, que precisamente he estado trabajando en el colegio estos días con motivo del Día de los Derechos de la Infancia. En cualquier caso no había vuelto a ver este tipo de comportamiento hasta ahora, tal vez, como dice la directora, no he querido mirar. La escena del niño en la fiesta del chalet me revolvió el estómago.
La película no es sólo una denuncia sobre como los centros de menores tutelados están fallando a la infancia, porque de hecho la red de prostitución capta a las protagonistas del centro, pero también a otras personas menores del barrio. El título hace referencia a que la red empieza en los baños públicos de la estación. Debo asegurar que también frecuenté durante aquellos primeros años en Madrid los baños de las estaciones y tuve relaciones con hombres, y nunca vi en los baños a menores. Lo más preocupante es que mis experiencias en baños y otros espacios de cruising fueron en los 80 pero la película nos habla de una realidad actual.
Desde luego las actrices, que son debutantes, hacen un trabajo muy convincente y conmovedor. Lo que menos me gusta es la banda sonora de música urbana, aunque reconozco que le viene muy bien a la historia y la juventud representada. Para quienes les guste este estilo musical se pueden oír a estrellas consolidadas y jóvenes
promesas, se prioriza la voz de artistas femeninas como Albany, Gata Cattana, Kitty110, L’Beel, La Blackie, La Zowi Dalila…cuyas letras hablan de supervivencia, de dolor, de respeto, violencia, desarraigo, que es el mundo que refleja la película.
Me apenó que la sala estuviera casi vacía y con un público en general de edad muy avanzada. Teniendo en cuenta la celebración del Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y que era el estreno esperaba ver la sala llena de juventud feminista.
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