ANTOLOGÍA DE POESÍA QUEER
El miércoles 4 de diciembre asistí a la presentación del libro de poemas "La mañana de una ametralladora" de Franklin Rosemont, en la librería Enclave de Libros. Una reedición bilingue de la obra editada en 1968 por Surrealist Editions (Chicago). Esta nueva publicación ha sido editada por Éditions Onirocritique (Chile) y la traducción al castellano es del editor, Marco Rivera. Presentó el acto José Manuel Rojo en nombre del Grupo Surrealista de Madrid y Marco Rivera nos envió en video su intervención.
El caso es que, además del libro de Rosemont, descubrí en la librería la Antología de poesía queer y también la compré. Se trata de una selección realizada por Ángelo Néstore, publicada por Espasa es poesía (Planeta).
En la selección hay poemas de 10 personas que representan la diversidad queer. Los contenidos son variados, no siempre específicamente relacionados con los deseos, pero siempre intimistas y radicales, incluso en algunos casos con lenguaje reivindicativamente soez. No todos los poemas ni todas las personas escritoras me han interesado por igual, pero me he leído el libro de una tacada. Se lee fácilmente, son unas 200 páginas donde las reivindicaciones, las confesiones, los deseos, las metáforas y las alegorías se mezclan haciendo que la lectura sea fluida y reconfortante, aunque también hay algunos estilismos literarios (o antiliterarios) que no comparto, me disgustan y me chirrían. Voy a destacar solo unas pocas estrofas.
La primera hace referencia a uno de mis eternos fetiches, las manos, que en mis poemas suelo destacar con múltiples metáforas:
"se llamaba novio imaginario
y tenía la cara de un vientito de calor
y las manos como un mapa de los patios"
("Souvenirs de mis novios: o cómo los recuerdos cambian de color", Juanpe Sánchez López, página 27)
La segunda, de la misma autoría, hace referencia al tiempo, una de las obsesiones que más aparecen en mis propios textos. Por cierto, que me gustan en general los contenidos poéticos de esta autoría pero no me gusta la forma, ha eliminado los signos de puntuación lo que a veces dificulta la lectura y comprensión, también ocurre con otras autorías presentes en la antología:
"ella entiende que yo
no llego a los sitios
cuando quiero
llego cuando puedo
y que coger atajos
coger atajos tristes
es también una forma
de no llegar a tiempo"
("mi amiga me dice que todos estamos más o menos deprimidos", Juanpe Sánchez López, página 33)
La siguiente estrofa me ha recordado mi poemario "cuando se hunden las formas puras" (2017, inédito) y a la vez me ha recordado a "Los putrefactos" de Dalí y Lorca, que a su vez aparecen en las películas de Buñuel.
"Sólo que algunas noches
como esta, en la que me acosan paralelogramos de carne podrida
y esperanzas amordazas con trapos limpios,
me acuerdo de ti,
y te hago preguntas;
estés donde estés,
te hago preguntas"
("Elegía desde el silencio que queda en el campo de batalla una vez Troya- mi- corazón queda devastada", Berta García Faet, página 43)
Todos los poemas de la autoría limeña Gabriela Wiener son muy reivindicativos, transfeministas, antimilitaristas, antiracistas, con un lenguaje muy directo y reivindicativamente soez, pero lo que más me ha gustado de este primer poema son las referencias a las culturas precolombinas de Perú que tuve la suerte de descubrir en mi viaje a Perú en 2018:
"Como ahora la educación sexual
Todos los que no quieren educación sexual son violadores
violadores de niños
Y eso que los niños también son racistas"
("Huaco erótico", Gabriela Wiener, página 76)
Todo el poema "Ligándome una ucraniana" de la misma autoría es muy antibelicista, voy a destacar las referencias al pez como paronimia de paz, que yo utilicé en mi poemario "Pido el pez y el taladro" y especialmente en el poema del mismo título que publiqué dentro del libro "el hombre vestido de sol" en 2011 (el poema de Wiener se publicó por primera vez en 2023). Por cierto que utiliza otro estilismo que he visto en otras autorías y que no me gusta nada, publicar los poemas con las iniciales de los versos en mayúsculas aunque no sean principio de frase, además de que también elimina los signos de puntuación, con lo que aún se complica más la lectura y comprensión.
"Pienso por ejemplo en un pez
En el estanque del parque de la reserva
Refugio de reservistas
De la Guerra del Pacífico
Un pez en el circuito mágico del agua
Chorros de agua y láser
sincronizados con la música
Mi pez sin corazón
Uno muy alargado naranja
Con bigote y con los ojos dorados quietos
Al alcance de mi pequeña mano feliz
chapoteando tras él
sin de verdad querer atraparlo.
Cualquier cosa como un pez
Que nunca se deja atrapar.
Un pez contra la guerra"
("Ligándome una ucraniana", Gabriela Wiener, páginas 87- 88)
Me ha gustado la reivindicación del castizo epíteto "palomo cojo" del poema de Txus García. Pero otro estilismo que me chirría, la redundancia "ambos dos":
"Cuando supiste que tu palomo cojeaba
fuiste todo aliento y confiaste en mis alas.
Sin saber, sabes todo lo mujer marica que soy
y aún de vez en cuando alternas género:
me nombras en masculino, femenino,
o ambos dos"
("Padre", Txus García, página 100)
El siguiente poema de la misma autoría reivindica la memoria histórica de las personas perseguidas, exiliadas, torturadas y encarceladas en campos, clara referencia aunque no explícita a los años y antivalores de la dictadura franquista que no queremos olvidar porque no queremos que esa historia se repita:
"¡Cuidado!
Que va a ser que ahora no tememos a tus perros,
a tu porras, a tus palabras, a tus condenas,
o a estar presas.
Porque ya hemos estado ahí mucho tiempo,
generaciones de exilios, condenas, cárceles, campos,
palizas, sangre, dolor, lágrimas, ¡travesti de mierda!,
maricón, bollera, contranatura, vergüenza ajena"
("¡Cuidado!", Txus García, página 106)
De la poesía de Roberta Marrero me han gustado las metáforas fálicas lorquianas:
"La carne que anhela el escalpelo cortante,
la navaja,
el puñal,
la espada que la abre en dos"
("XXXIX", Roberta Marrero, página 123)
El poema "Trans a las cuatro y media de la madrugada", de Antón Lopo, traducido del galego por Ismael Ramos, lo voy a transcribir completo, porque me ha parecido de lo mejor de la antología. Una alegoría del autodescubrimiento de la identidad sexogenérica muy expresionista, intimista y sobrecogedora:
"Mi primera vez fue a los tres años.
Me operaron de una hernia umbilical
y mi madre, dos semanas después,detectó en mí
un olor extraño. Me frotó las manos con jabón
porque creyó que a las manos se me había pegado el olor del pescado
que había comido al mediodía. Pero no fue suficiente
y me lavó en aquella tina redonda de zinc
que hacía de bañera. El olor fue a más.
Me llevó al médico y el médico lo corroboró,
<<señora, su hijo apesta>>. Tras explorarme detenidamente,
deslizó unas delgadas pinzas por uno de los orificios de la nariz
y empezó a extraer, precedida de una vaharada insoportable
que casi hizo llorar a mamá, una larga tira de gasa,
demasiado larga para haber llegado allí por manos inocentes.
El médico concluyó que yo le había arrancado la gasa al vendaje umbilical
y me la había ido introduciendo lentamente,
obsesivamente,
hasta casi llegar al cerebro. Ese impulso
me ha acompañado siempre:
volver a llenarme
y quedarme dentro"
("Trans a las cuatro y media de la madrugada", Antón Lopo, páginas 135- 137)
Recomiendo la lectura de este libro con otro párrafo del prólogo de Néstore:
"Este libro coral pretende, de alguna forma, devolverle a ese niñe, a todes les niñes que lo encuentren en la estantería de una librería, la posibilidad de imaginar nuevos horizontes y de susurrarle al oído a aquellas voces con las que yo también quise entablar un diálogo, pero que nunca encontré"
("Una imaginación radical", Ángelo Néstore, página 8)
Y termino con una foto de la calle Mayor de Alcorcón, porque sí.



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