CAMINO AL ZOO

El sábado 23 de febrero estuve con Hilario y unas amistades en el Teatro Bellas Artes para ver la obra “Camino al zoo”. Obra escrita por Edward Albee, adaptada por
Juan Carlos Rubio y Bernabé Rico y protagonizada por Fernando Tejero, Ana Labordeta y Dani Muriel.
Edward Franklin Albee (Washington, 1928- Montauk (Nueva York), 2016) fue dramaturgo y filántropo, miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. Su obra cumbre y más conocida es "Who's Afraid of Virginia Woolf?" (1962). Recibió tres veces el premio Pulitzer de teatro. Edward Albee era homosexual, vivió con su pareja, el escultor Jonathan Thomas, desde 1971 hasta su fallecimiento por cáncer en 2005.
"Camino al zoo" combina dos obras de Albee, la segunda parte fue escrita en 1959 con el título "The Zoo Story" y la primera se escribió como precuela en 2004 con el título "Homelife". 
A Fernando Tejero, además de sus papeles humoristas en las series de televisión, le vi en la película "Modelo 77" (2022), dirigida y con guion de Alberto Rodríguez, sobre la Coordinadora de Presos Sociales en Lucha (COPEL) fundada en 1976 en la  cárcel de Carabanchel. En esta película el papel de Tejero es secundario pero es quizás el más dramático y duro de su carrera y lo interpreta con una impresionante seriedad e intensidad sobrecogedora. 
En "Camino al zoo", a pesar de ser la cara más conocida, su intervención es básicamente receptora de los prácticamente monólogos de los otros dos personajes. En ese sentido la obra me decepcionó, esperaba ver más Tejero. En un artículo de César Corpa sobre el estreno de la obra en mayo de 2024 en Huelva critica, en referencia a Fernando Tejero, que "si a la falta de vocalización le añadimos las dificultades insalvables que tienen algunos para proyectar la voz, el resultado es que el público se queda muchas veces a dos velas e incapaz de seguir los diálogos". Bueno, esto nos suele pasar en otras obras y por ello siempre intento adquirir localidades en las primeras filas cercanas al escenario. Por eso nosotros no tuvimos problemas para oír y no percibimos dificultades de vocalización. La actuación me pareció correcta, comedida y natural, aunque su intervención en los diálogos es realmente escasa. 
En la revista digital Desarte, dedicada al Arte, Diseño y Cultura, recomienda la obra y destaca que "Uno de los mayores aciertos de esta versión es su capacidad para generar incomodidad en el espectador. La obra nos enfrenta a la crudeza de la incomunicación humana y al vacío existencial de sus personajes, haciendo que el público se cuestione sus propias interacciones cotidianas". Estoy totalmente de acuerdo.
Y es que la obra trata de hacer un símil entre la vida de los animales encerrados en un zoo con las dificultades de comunicación de la sociedad contemporánea. Dificultades tanto en las relaciones de pareja como en las relaciones sociales. Los personajes aparecen encerrados en un escenario que simula un zoo, con paredes insalvables que se abren para dar paso a los personajes pero inmediatamente se vuelven a cerrar para generar sensación de claustrofobia y alpacas de heno para anticiparnos que el personaje de Jerry en realidad no viene ni va al zoo, sino que la totalidad, el elenco y el público, esta encerrada en el zoo. Tanto el personaje de Ann, la pareja de Peter, como el de Jerry se pasan casi toda la obra dando vueltas, por encima del heno, tocando las paredes, como los animales enjaulados en los zoos. La intensidad casi histérica de sus monólogos unida al movimiento continuo y convulsivo es lo genera esa "incomodidad en el espectador" de la que habla Nerea Fernández. De hecho a veces es mejor desviar la mirada hacia el papel de Tejero para relajarse, porque el actor, aunque sin palabras, es capaz de transmitirnos agobio, ansiedad, incomprensión, vulnerabilidad. 
En cuanto al cuestionamiento de nuestras propias interacciones sociales yo siempre he confesado que soy bastante asocial, me cuesta mucho acercarme, iniciar y mantener conversaciones sobre todo con personas con las que tengo poca confianza, tiendo a autoexcluirme de las conversaciones en cuanto nos juntamos más de tres personas por lo que evito las grandes reuniones. Ya de niño me llamaban "retraído" y no he mejorado nada con la edad. El hecho de ser LGTBIQ+ tiene mucho que ver con mi forma de ser y considero que el hecho de que el autor también lo fuera fue relevante a la hora de escribir esta obra sobre la incomunicación y la vulnerabilidad. Por otro lado me gusta el símil con el zoo porque indirectamente es una crítica, que podríamos considerar animalista, a la precariedad de la vida de los animales encerrados en los zoos.
Es una obra para escuchar con mucha atención y reflexionar. Me gustaría tener el texto para poder ahondar más en algunas de las frases y conceptos, precisamente porque creo que muchas expresiones son muy queer.   

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