MARÍA CALLAS
El sábado 8 de febrero estuve con Hilario en los cines Princesa deleitándonos con esta película dirigida por Pablo Larraín, con guion de Steven Knight basado en la biografía de la Callas, y protagonizado por Angelina Jolie. Se trata de una coproducción Italo- Alemana- Chilena- Estadounidense. El director es chileno, la película tiene nacionalidad italiana, está rodada en París y los personajes hablan en inglés y cantan en alguna ocasión hasta en griego.
Todo el mundo, más o menos, conoce la parte más glamurosa de la vida de la Callas, pero la película se centra principalmente en los aspectos biográficos tal vez menos conocidos y más dramáticos, desde los inicios en los que la madre la prostituía hasta los últimos días en los que quería recuperar la voz perdida.
Angelina Jolie hace una magnífica interpretación, contenida, dramática, psicótica, elegante, desafiante, feminista, despótica y familiar a la vez. Comentamos al salir que suponemos que las escenas en las que canta las habrá interpretado una doble, porque nos parece muy difícil cantar ópera, con todos los registros profesionales, pero "haciéndolo mal", simulando que se queda sin voz, que no llega a las notas, que aún dominando la partitura no domina la proyección de la voz. Suponemos que quien cantaba era a su vez una muy buena cantante de ópera para poder hacer bien estas interpretaciones.
Voy a destacar solo una escena, la más feminista, que luego se me acusa de hacer spoiler. Cuando Onassis le pide que se quede con él y le confiesa que cuando quiere algo y no lo puede comprar no duda en robarlo, ella le dice que si cree que al acostarse con ella está robándosela a su marido está equivocado, porque ella no es un producto y no pertenece de nadie.
También nos encantaron los espacios. Habíamos estado recientemente en París y recordábamos las vistas de la Torre Eiffel desde la explanada entre el Museo de Arte Moderno y el Palais de Tokyo. Pero además es que son asombrosos tanto la casa donde se desarrolla la vida de la Callas con todas las obras de arte expuestas (desconocemos si se trata de una casa museo donde viviera y muriera en la realidad) como el resto de interiores, cafeterías y teatros, incluido el barco de Onassis con la escultura de Hermes y la pintura del Greco.
Lo peor de la sesión fue el público analfabeto y sinvergüenza. Siempre suelo comprar las entradas para la fila 7 porque considero que es la mejor para ver la pantalla y oír los diálogos sin dificultad. En 1983 se inició en televisión española el programa "Fila 7", dirigido por Manolo Pérez Estremera y presentado por Rosa María Mateo. El nombre "Fila 7" aludía, según la dirección del programa, al lugar del patio de butacas considerado ideal entre los cinéfilos. Para mí fue un referente y desde entonces siempre busco esta fila. Lo malo es que cuando el cine está lleno al completo, y ayer fue uno de esos días en los que una de las salas más grandes de los cines Princesa estaba abarrotada desde la primera hasta la última fila, a veces nos toca coincidir en "nuestra" fila con las personas menos educadas de la sala. Para empezar al entrar ya había unas pocas personas sentadas en la fila, el espacio entre filas es estrecho pero no se levantaron para facilitarnos el paso, falta de respeto. Una vez empezada la película a mi izquierda una persona (en apariencia mujer) empezó a manipular lo que sería una bolsa de plástico produciendo un crujido molesto y masticando algo también crujiente durante toda la primera escena que además era musical con la voz original de la Callas. Tras acabar con su "merienda", empezaron los cuchicheos con su pareja (en apariencia hombre), se pasaron toda la sesión cuchicheando, prácticamente sólo dejaban de cuchichear cuando había diálogos que teníamos que leer. Tras varios cuchicheos les chisté y se callaron, pero al poco volvieron y siguieron hasta el final, considero que seguir haciendo algo que ya saben que molesta a quien tienen al lado ya no es analfabetismo, ya es sinvergonzonería. A la derecha de Hilario nos tocó un hombre que cada poco también le daba por carraspear, supongo que no era culpa suya pero también resultaba molesto. Pero lo peor fue cuando tras una media hora o tres cuartos de hora de película una señora, suponemos que habría tenido que ir al baño, entra por la esquina izquierda de la fila obligándonos a toda la fila a ponernos en pié, la señora se sentó casi al final de la fila por la derecha. La sala tiene pasillos a ambos lados, lo lógico habría sido entrar por el pasillo derecho sin obligarnos a toda la fila a levantarnos. Nosotros estuvimos sentados justo en el centro de la fila. No solo nos obligó a perdernos parte del diálogo a quienes estábamos en la fila, sino también al resto de las personas de la sala que estaban sentadas detrás. Llegué a oír alguna risa. Y es que fue de lo más absurdo e irrespetuoso que he visto en una sala de cine.
A pesar de estos contratiempos conseguimos disfrutar de la película. Aunque salí con la idea de que tendría que volver a verla con más silencio y concentración.
Por cierto, en referencia al barco de Onassis, el 18 de febrero se inaugurará en el Museo del Prado una exposición comisariada por Leticia Ruiz sobre el Greco con las obras que Doménico pintó entre 1577 y 1579 para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo. Gracias a un acuerdo con el Art Institute de Chicago, el lienzo de la "Asunción de la Virgen" regresará
al Museo del Prado después de más de un siglo y se exhibirá junto a las
obras conservadas en la colección del museo y otras piezas del retablo
lateral de la iglesia. Merecerá la pena verla.

Comentarios
Publicar un comentario