LOS CUERNOS DE DON FRIOLERA

El martes 2 de septiembre estuvimos en la Sala Verde de los Teatros del Canal disfrutando del estreno de esta obra de Ramón María del Valle-Inclán dirigida y adaptada por Ainhoa Amestoy e interpretada por Roberto Enríquez en los papeles principales de Don Estrafalario, que representa al propio Valle-Inclán, y de Don Friolera. Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) fue novelista, poeta, autor dramático, cuentista, ensayista y periodista. Destacó en todos los géneros que cultivó. Con su estilo, modernismo y esperpento, satirizó a la sociedad española de su época.  Escribió "Los cuernos de don Friolera" entre 1921 y 1925 y la obra se considera un exponente del género del Esperpento.

La escenografía contemporánea de Tomás Muñoz representa un espacio polivalente que las personas narradoras van configurando en cada escena con las palabras del propio Valle-Inclán. Todas las personas actoras interpretan varios personajes incluidas las narraciones. Destaco el papel de Miguel Cubero sobre todo por la interpretación musical del romance de ciego. 

En cuanto al argumento, básicamente se critican, por un lado el machismo que se escenifica en el concepto de que "En España el adulterio tiene pena de muerte, frase que se repite a lo largo de la obra. El asesinato de mujeres a mano de sus parejas por considerarlas de su propiedad. El propio concepto de "adulterio" destinado exclusivamente para las mujeres mientras los hombres alardean de sus conquistas (incluso con menores). El propio concepto de "cuernos" que, en el mismo sentido, solo son negativos para las mujeres, y que, además, son denunciados y denostados incluso por las otras mujeres... Y, por otro lado, se denuncia el militarismo. Porque el adulterio y los cuernos pueden ser "perdonados" si el "agraviado" es civil, pero nunca si es militar.  Esta denuncia también se repite muchas veces en la obra. Como en repetidas ocasiones se habla de como el adulterio mancha el "honor militar", no solo del marido sino de toda la institución militarista. Además se escenifica como la supuesta "justicia militar"  llega a exonerar al asesino a través de triquiñuelas en las que queda limpio el "honor" militarista mientras el asesino continúa impunemente su carrera militar. Sobre la impunidad del militarismo sabemos mucho las familias de víctimas de los crímenes del franquismo. Ambos conceptos, machismo y militarismo siguen tan vigentes hoy en día, con decenas de mujeres asesinadas cada año a manos de sus parejas o exparejas, que la obra puede considerarse de rabiosa actualidad, cien años después de su estreno. 

Y, para culminar la actualidad una persona del elenco exhibió, durante los aplausos y bravos finales, una bandera de Palestina. Porque el genocidio también es machista, lgtbiqfóbico, racista y, especialmente, militarista. Una gozada de representación que vimos y oímos perfectamente desde la tercera fila. Muy, pero que muy recomendable si estáis a favor de los Derechos Humanos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

RAICES

EL BOMBARDEO DEL HOSPITAL GALLIERA

ART MADRID, PEOPLE ART GALLERY, MARINA VARGAS, LA COLECCIÓN DEL THYSSEN Y ARROGANTE