¡MÁS TRANQUILO! TEATRO SOFÍA
El domingo 30 de noviembre estuvimos divirtiéndonos con el espectáculo de Miguel Ángel Martín en el Teatro Sofía.
Pero empezamos mal la tarde. Al parecer este espacio teatral de la Gran Vía, al que no habíamos ido nunca antes, se llamaba anteriormente "Chocita del Loro". Desconozco si se trata de un cambio de propiedad o simplemente de una renovación, pero el personal de sala es muy poco profesional. La primera persona que nos acomodó lo hizo en los asientos más alejados de los que nos correspondían, en el extremo de la fila, cuando nuestras localidades eran muy centradas. Cuando me dí cuenta del error (fui muy lento en reaccionar) esa primera persona había desaparecido. Me atendió otra persona y se excusó diciendo que habían tenido un problema informático y algunas localidades habían sido expedidas en base a las filas y otras en base a las mesas. Y es que en cada fila hay dos mesitas, por si se quiere tomar algo, a las que corresponden cuatro asientos por mesa. En mi localidad aparecía "Mesa 12, asientos 3 y 4". Pero resulta que otra persona de sala, ignoro si la misma que nos desubicó a nosotros, había sentado en uno de nuestros asientos a otra persona. Las dos primeras sillas que estaban junto al pasillo central la ocupaban dos mujeres y al parecer una tercera amiga tenía otra localidad con peor visibilidad y como eran tres amigas le habían dado nuestro asiento. La segunda persona de sala que nos atendió propuso a las tres mujeres que, si querían estar juntas, se movieran y nos dejaran a nosotros las localidades centrales, a lo que las mujeres se negaron rotundamente. Finalmente nos propuso que nos sentáramos junto a ellas, claro que ocupando otra localidad que no sabíamos si estaba vendida y podría ser a su vez reclamada por otra persona espectadora. Lo asumimos porque al menos era mejor que donde nos habían desubicado en el principio. Lo vimos y oímos muy bien.
Empezé a ver a Miguel Ángel Martín en el Facebook y después en YouTube durante el confinamiento y me he estado divertido mucho durante años con sus breves monólogos y compartiéndolos con familiares y amistades. Por otro lado lo vimos el año pasado en los Teatros Luchana en la obra "Un secreto a voces" que también fué muy divertida y nos encantó. El monólogo actual, de hora y media comienza recordando aquellos vídeos del confinamiento, aunque pronto va saltando y tratando diversas temáticas especialmente en torno a como en determinadas circunstancias nos convertimos en otras personas. Mucho humor, mucha complicidad con el público, incluso improvisaciones. Eché en falta algunos de los tics que suele repetir en sus vídeos, como el chisteo e incluso la propia muletilla que da título a la obra y que creo que sólo llega a decirlo una vez en todo el espectáculo. Y también eché en falta su icónica taza de café. El monólogo termina con un alegato en favor del teatro, la comicidad y la risa. Nos reímos de muy buena gana y al salir tuvimos la sorpresa final de que estaba en el vestíbulo haciéndose fotos con todo el público.

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