TODAS LAS SANGRES ¿con Orgullo?
Ya he terminado la lectura del libro "Todas las sangres" de José María Arguedas y aunque, como ya comenté en la anterior entrada "en la novela cada vez que se quiere denostar la actitud de un contrincante se utiliza como insulto la palabra "maricón",
sin embargo en estas últimas páginas Arguedas ya se desata. Aparecen supuestos maricones casi en cada página y, difiriendo una vez más con Mario Vargas Llosa, me hace especular que a ver si en realidad lo que ocurre es que Arguedas no era tan homófobo sino que pretendió, por el contrario, ensalzar la homosexualidad porque él era marica y descubrió que en la literatura un excelente vehículo para "desatarse". Como, por otro lado, han hecho muchas otras escritoras y escritores LGTBIQ, dentro y fuera del armario.
A mí todo el siguiente párrafo me parece la descripción de una manifestación del Orgullo:
"-¡Maricones! -gritó una señora de pañolón, típica de la clase baja de los señores- ¡Maricones! -volvió a repetir en voz más alta aún.
Las mujeres que se habían retirado o huido, ocultándose en los portones de las casas, volvieron y, reunidas en el centro de la calzada, avanzaron gritando:
-¡Maricones!
-¡Teniente maricón! -gritó una verdadera mestiza, de traje corto, de seda brillante" (página 316)
A partir de aquí ya cada vez se utiliza más la palabra en relación a personajes concretos, no como mero insulto o descalificación, sino que se describen personajes que verdaderamente son, o son considerados, maricas:
"-Creo que podemos devolverle los golpes a Cabrejos y a ese rubio que era marica" (página 350)
Y ya aparecen en estas páginas las amenazas de violaciones de las que habla Vargas Llosa en el prólogo:
"No temo a la cárcel ni a los violadores de hombres que allí capitanean y con los que usted nos amenaza" (página 368)
"¡Cuídate! Y que se cuide más tu hermano. La cárcel para cualquiera de los dos, además de infamente, sería insufrible. Allí los presos comunes ultrajan a los señores con saña especial" (página 368)
"Creo que me roto el hígado, algo noble, ese indio. Lo haré fornicar con veinte negros si me ha roto el hígado -le decía Velazco al teniente" (página 399)
" 'Se ha ganado la fornicación de los amos del Sexto', pensaba con respecto a Llerena. 'De eso, ni Dios lo salva' " (página 404)
"Llerena ya tiene su sitio en el Sexto, pero en el primer piso. Que lo forniquen hasta enloquecerlo" (página 405)
Y, claro, tras una violación puede haber un embarazo... y un parto. ¿Está Arguedas anticipándonos el Orgullo Trans?:
" 'Gobiernos' los mete en cárcel donde hombres, dice, quiere hacer parir a hombre, con puñal en mano" (página 433)
Aparecen en estas últimas páginas no solo personajes que se describen como maricas sino que también se habla de ambientes que por su refinamiento se califican como supuestamente maricas:
"Cisneros entró en el living que estaba ya alumbrado por la luz indirecta. Examinó los muebles. 'Como para maricas' -dijo-. Luego se dirigió a la puerta.
-Entra, Figueroa. Ustedes tres mejor en esos asientos de trapo. Adentro es como esas 'casas de señoritas' que hey visto en Lima.
Figueroa se quitó el sombrero.
-Living -dijo-. Así viven los señores de Lima.
-Maricas. ¿no?
-A veces... (página 416)
"-Otro 'Napoleoncito' -pidió el gordo-. Estas copas de maricas son chiquitas" (página 419)
Uno de los pasajes que, lo siento, más me han hecho sonreir, es el de la "honra" heterosexual. Como ya aclaré en la entrada anterior yo también considero "grandes malvados" a los violadores, como Arguedas. La novela está plagada de violaciones a mujeres, especialmente a indias y mestizas y parece que eso no afecta en absoluto a la "honra" del hombre ni de la mujer. Sin embargo cuando el violado es un hombre... (y me temo que daría igual que quien le violara fuera una mujer):
"Me robaron y me metieron preso. Al Sexto me llevaron. Yo tenía revolver y cuchillo. El cuchillo no me lo quitaron. ¡Cuatro noches defendí mi honra de ser hombre contra dos piores que yo! ¡Jesús! Antes la vida que perder la honra de ser hombre" (página 419)
Quizás la mejor alegoría del libro sobre el Orgullo esté en el siguiente párrafo. ¡No era un sauce llorón, era un sauce marica!:
"En el centro del patio cultivó un sauce que llegó a ser frondoso, aunque daba la impresión de que sufría con la soledad y el frío. Algunas de sus ramas se derramaban 'como lágrimas' hasta tocar el suelo. 'No, no era un sauce llorón; aquí en la altura, se ha 'afeminado', decía el gran señor" (página 434)
Y termino la entrada con el amor entre el Zar y Palalo que también nos anticipó Vargas Llosa en el prólogo. Toda una declaración de Orgullo: Nada es sucio ni limpio:
" 'Palalo' se despidió del presidente de la Compañía. Sintió que lo miraba con 'ternura' y lo que tal mirada significaba y exigía.
-Bien, presidente -dijo-, iré luego de poner todo en orden.
-Así es, 'Palalo'
La sobria y lujosa oficina quedó enmelada por el tono de esas palabras. El joven y rubio gerente de la Aparcora se abrió camino con cierta dificultad y placer denso en ese aire enmelado. Buscó y encontró la puerta.
'Se enredó muy fácilmente -dijo-. Como yo. Él, para morir, yo, para vivir. ¡Esto es vida! Entrar por todo y a todo y permanecer dominando. Nada es sucio ni limpio' " (página 444)
Aunque he destacado todo lo relacionado con el trasunto de la homosexualidad, en estas últimas páginas hay otro tema que se repite hasta la saciedad, es la disquisición, creo que algo fatua, sobre qué es y qué no es el Comunismo, si se puede ser católico y comunista, si se puede ser comunista sin saberlo, si ser comunista tiene que ver con ideas o sólo con partidos, si se puede ser comunista y nacionalista o por el contrario es una ideología al servicio de Moscú, si ser comunista es una etiqueta que te ponen los poderes fácticos independientemente de lo que cada cual se considere, si es algo digno de admiración o execrable... Da la impresión de que Arguedas no tenía muy claro si era o no comunista de la misma forma que no tenía nada clara su sexualidad.
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