DOMINGOS DE CÁMARA VII

El domingo 6 de junio, después de ir a votar en favor de una Europa más ecopacifista, respetuosa con el medio ambiente y libre de especismo, lgtbiqfobia, racismo y militarismo, asistí al concierto de cámara del Teatro Real. Aunque era el séptimo concierto programado, en realidad ha sido el sexto, porque el quinto se tuvo que posponer hasta el domingo 7 de julio. No asistiré porque en esas fechas estaré en Úbeda. 
Este fue el programa: 
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Lo más destacado de este concierto, y desde luego lo que más me impresionó fue la primera obra, "Recordando... Medea",  de Israel López Estelche, citando el programa "una obra que incorpora técnicas de captura de movimiento y de creación de imágenes en tiempo real para convertir el vídeo en un personaje más de la representación, y que ve la luz gracias al impulso de Rafael Gálvez y la participación de Pulse creativa (Viridiana Galindo y Antonio Mateos) en la parte visual". Ya el curso pasado se programó un concierto con técnicas visuales, pero estuvo menos logrado y con algunos fallos técnicos que en este caso no hubo. Las imágenes se han proyectado sobre una cortina transparente delante de las personas instrumentistas, a quienes se podían ver envueltas en el halo lumínico. Los efectos han sido emotivos, mágicos, deslumbrantes y de una inmensa belleza plástica, dramática y cultural. Una gozada.
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Es muy interesante lo que cuenta el programa sobre la segunda obra, el Trío de Cuerda opus 45, de Arnold Schömberg: "Compuesta durante el exilio estadounidense en agosto de 1946, tras sufrir un ataque de corazón del que sobrevivió gracias a una inyección intracardiaca, la obra describe –según diversos testimonios de personas próximas– los pormenores de su enfermedad y convalecencia, incluyendo el momento de la inyección y las rarezas de los hospitales estadounidenses". Sin embargo me pareció un poco tediosa al punto de que tengo que reconocer que el aplauso del público me pilló desconectado. 
A pesar de la ideología, me resultó más amena la tercera obra, la Suite en Parties, op. 91, de Vicent D'Indy, al que el programa presenta como: "Antisemita y ultranacionalista, Vincent d’Indy es quizá la personalidad más antipática de la música francesa del cambio de siglo". Pero la composición me pareció agradable e incluso diría que lúdica. 
También me gustó el Cuarteto con piano nº 1 en Sol menor, op. 25, de Johannes Brahms. Un poco larga pero con muchas variaciones que sorprendían porque en cada silencio, cuando parecía que iba a terminar el tiempo, continuaba el violín o el piano cambiando la melodía. En el programa estas curiosas variaciones las califica como "vigorosos gestos folclóricos y endiablados acentos rítmicos".
Como siempre he disfrutado mucho del concierto. Y por la tarde, para colmar la jornada electoral fuimos al Teatro Infanta Isabel a ver "La reina de la belleza de Leenane", de Martin Mcdonagh.
 

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